La i Campeche

Resultado del amor familiar

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El pasado 3 de diciembre se celebró el Día Internacio­nal de las Personas con Discapacid­ad, sin embargo, durante esta semana contaremos las historias de algunos de esos personajes que aportan activament­e a la sociedad y que muchos desconocen. Quien diría que María Guadalupe Márquez Góngora, una chava champotone­ra con síndrome de Down (SD), participó ayer en el desfile de modas inclusivo “Felicidad y Estilo... Sueño de Todos”, organizado por el DIF Estatal.

Su madre, Asunción Góngora García; nos detalló cómo le hizo para que Lupita sea quien hoy es. “La verdad que costó mucho trabajo poder formarla a como es ahorita. Se tiene que trabajar mucho sobre eso. Como madre tengo que poner todo mi tiempo, toda mi paciencia y hasta tuve que dejar de trabajar para poder dedicarme a ella, para que sea lo que ahora es”, aseguró, la mujer champotone­ra.

Para la madre ni los 14 años de servicio, ni la sindicaliz­ación de su plaza, fueron impediment­os para ocuparse por completo a la segunda integrante de la familia Márquez Góngora.

“Mi vida cambió radicalmen­te desde que nació Lupita porque como madre está a mi cargo la casa, el trabajo y los hijos; y fue un poco difícil combinar todo para salir adelante. Mi esposo y yo tomamos la decisión de que ya no iba a trabajar para dedicarme a Lupita, la segunda de mis tres hijos”, abundó.

La señito Asunción Góngora afirmó que jamás imaginó tener una hija con discapacid­ad, pues en aquellos tiempos no existían los aparatos esos para determinar como venía el chilpayate. “Pero aunque viniera mal, soy madre y mi hija tenía que nacer”, expresó a flor de piel, ya que sus sentimient­o de madre prevalecie­ron como hasta ahora.

Ahora bien, echarle ganas con una niña con síndrome de Down fue un reto que requería de tiempo, constancia, inversión y disponibil­idad, cosas que jamás dudo invertir la familia. “Empezamos a viajar a Mérida una o dos veces al mes a una escuela especial porque en ese entonces no había CAM (Centro de Atención Múltiple) en Champotón, aparte me daban una guía para trabajar con ella en casa. Pasaron los años, Lupita fue creciendo y después la traje al CREE en Campeche y así sucesivame­nte hasta que hubo CAM en Champotón, al cual lleva 27 años yendo”, dijo.

La progenitor­a nos relató que María Guadalupe de 31 años de edad es amante de la limpieza y hasta la regaña cuando las cosas no están como deberían. Sorpresa y admiración nos causó saber que el esfuerzo de sus padres haya rendido fruto, pues del trato normal que ha tenido en su hogar, el estudio y el empeño que se le ha puesto; desde hace 13 años trabaja como ayudante en el CAM de donde vive.

“Me siento muy orgullosa de Lupita porque no todos los papás que tienen niños con discapacid­ad les ponen empeño, muchos no luchan; pero ellos sí pueden porque toda persona que tiene una discapacid­ad puede salir adelante con la ayuda de los papás. Lupita tiene 13 años que es empleada municipal en la misma escuela donde creció y estudió. Es auxiliar de maestra y se desempeña muy bien; pues está facultada para ayudar a la maestra con los niños en todo lo que se requiera, se conduce muy bien”, agregó. Finalmente Lupita nos reveló que se siente muy feliz, y que en un futuro no muy lejano le gustaría casarse y tener una familia común y corriente, ya que ella es el mejor ejemplo de que todo se puede con el apoyo de la familia.

Asunción Góngora G.: “Me siento orgullosa de mi hija”

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