Recorre las calles para ganarse el pan del día
Lo que para muchos representa una temporada de vacaciones o días de asueto, para otros la opción es trabajar y así poder juntar el sustento diario. Para Virginia Ramírez Grajales la palabra “descanso” no existe, ella no sabe qué es descansar, a sus 50 años de edad, es una mujer de 10, el trabajo no la espanta; al contrario, la motiva y la dignifica aún más. Virginia Ramírez, desde muy pequeña, a los 9 años, por necesidad tuvo que aprender a trabajar y desde ahí tomó gusto por las labores domésticas, inclusive, al trabajo forzado; actualmente con esfuerzo pudo cumplir su sueño, tener un molino de su propiedad, para obtener ingresos.
Virginia se despierta muy temprano, a las 3 de la mañana para atender su pequeña tortilleria; sin embargo, el dinero a estas alturas no alcanza y pese a su micro establecimiento, ella se ve en la necesidad de salir por las noches a recolectar desechables. Botellas Pet, latas y todo tipo de material que pueda vender; a bordo de su triciclo, recorre las calles del barrio de Santa Ana, Polvorín y los alrededores de su colonia Jardines, en busca de material reciclable, a ella no le da pena, al contrario, se siente orgullosa de ser útil y poder trabajar para darle ejemplo a sus 4 hijos y nietos a los que ella ayuda cuando lo necesitan.
A partir de las 8 de la noche, hasta las 12 de la media noche, transita las arterias, asegura que ya no tiene que hurgar en las bolsas de basura, ahora, la gente que la conoce ya le separa las latas y botellas; diariamente, Virginia procura reunir 200 pesos en material, para que al día siguiente tenga para las necesidad económicas que la aquejan, pues la situación está cada vez peor, sobre todo con los constantes incrementos de la canasta básica y gas, que no tienen para cuando cesar. Esta campechana pone el ejemplo de que el trabajo dignifica, pues al que madruga, ¡Dios lo ayuda!