¿Cómo definir sus propósitos?

El matrimonio, una piedra angular:

La base para que una familia funcione es que funcione el matrimonio, de modo que los compromisos del padre y de la madre que van en la línea de mejorar la vida de su pareja redundarán en beneficio de todos.

Las metas concretas, propias de cada familia y de cada persona, son las que hay que lograr: tener un gesto de cariño al entrar en casa, hacer tal tarea que al otro incomoda tanto, llevar ese detalle de comer que tanto le gusta al hacer la compra, etc. Cuando los padres confían más en su matrimonio, se vuelcan más en los hijos y la educación mejora gracias a la coherencia del mensaje, que en ocasiones habrá supuesto muchas horas de debate.

Mucho que mejorar como padres:

Ser crítico contigo mismo no significa ser pesimista, caer en el error de pensar que todo lo haces mal. Al contrario, los padres actuan sorprendentemente bien en situaciones que se les presentan como totalmente nuevas en momentos y lugares insospechados. Sin embargo, si se resta ese imprevisible "efecto sorpresa" que tiene la educación, sí pueden mejorar detalles concretos en la vida cotidiana de la familia.

De nuevo, es importante que la lista de propósitos sea muy clara y concisa. Es la única forma de que recuerdes lo que te planteaste en el momento preciso en el que estás a punto de cometer algún error. Ayuda a tus hijos:

Aunque los niños se conocen a sí mismos mucho mejor de lo que crees, de hecho, los padres suelen tenerlos tan "etiquetados" que difícilmente pueden olvidar cuál es su defecto, les vendrá bien una ayuda para determinar en qué aspectos deben poner el énfasis para mejorar. Su lista deberá tener una delimitación temporal, como "dejar la habitación ordenada antes de ir a la escuela”.