P erse guidos
Sin libertad de religión en China
Muchos católicos desafían al Gobierno chino al asistir a las llamadas iglesias “clandestinas”, en comunión con Roma y perseguidas por Pekín, que también acosa a la minoría musulmana del país. Ahora, el régimen comunista estrecha el cerco sobre las religiones con una nueva normativa todavía más dura. Ahora entra en vigor una versión revisada del Reglamento de Asuntos Religiosos que endurece el control de las autoridades sobre las actividades religiosas y establece nuevas responsabilidades legales y multas.
La represión no es nueva. En los últimos meses, China ha derribado varias iglesias alegando que eran ilegales, ha confiscado cruces y ha obligado a sustituir retratos de Cristo por otros del presidente Xi Jinping.
También ha prohibido los velos o barbas en el hogar de la minoría étnica uigur, de fe musulmana, y no permite que los niños asistan a actividades religiosas durante las vacaciones. Aunque oficialmente en China existe libertad de culto, la realidad es bien distinta: “No se puede llamar libertad religiosa, sino persecución religiosa disfrazada de libertad”, denuncia Brynne Lawrence, de China Aid, organización que desde Estados Unidos coordina una amplia red de activistas y cristianos clandestinos chinos. Existen cerca de diez millones de católicos en China, aunque divididos entre quienes siguen a la Iglesia oficial —cuyos obispos son nombrados por el Gobierno— y los fieles al Papa, que practican la religión en iglesias no oficiales y son perseguidos por el régimen comunista. La nueva normativa sigue prohibiendo a aquellos que no han obtenido el permiso gubernamental a ejercer como “profesionales religiosos”, e insiste en que los grupos sin autorización no podrán recibir donaciones o difundir información religiosa en internet, entre otras.
Quien incumpla la ley, se enfrentará a sanciones más duras que las actuales, como multas por organizar grandes eventos religiosos sin autorización.