Sellan su amor en el museo
En una escena de la novela “Tengo ganas de ti”, del escritor italiano Federico Moccia, una pareja de enamorados coloca un candado, con sus iniciales grabadas, en una de las farolas del puente Milvio, en Roma. Acto seguido, arrojan la llave al río Tíber, donde estará eternamente como el amor que la pareja se ha jurado. Esa idea, arrancada a una de las páginas más románticas de la literatura contemporánea fue retomada por el Museo del Objeto del Objeto (Modo). Paulina Newman, directora del recinto, habló sobre esa joven tradición que el Modo llama “Candados de amor”. En esta recreación de lo que sucedió en el puente Milvio, se invita a la gente a manifestar su amor y a “sellarlo” con un candado que puede colocar en una de las jar- dineras que adornan la entrada del museo.
Los candados colocados hasta hoy suman algunos cientos.
A lo largo de los años, señaló la entrevistada, la gente ha tomado esas jardineras como un sitio específico para sellar su relación, no necesariamente de pareja. “También vienen amigos, parientes y existe el caso de una persona vino con su perro y colocó su candado, en señal de la amistad entre ellos”.
De la misma manera en que numerosas parejas han asistido a colocar sus candados, algunas han vuelto para quitarlos. “Los hemos visto llegar evidentemente enfadados con enormes pinzas para cortar acero y romper los candados, en clara muestra de que lo suyo ha terminado”.