Acoso callejero
¿Cómo debe reaccionar una mujer?
Vas por la calle o en el camión, piensas en tu trabajo, en la escuela o la película que acabas de ver, en la entrevista de trabajo a la que te diriges o en la próxima cita que tendrás con tu novio. De pronto, una voz encajosa (o dos, o tres), se cuela y te habla, diciéndote alguna palabra grosera, intimidante, de acoso.
Te toma tan desprevenida que no sabes cómo reaccionar. No vives la vida con un guion preparado ante el acoso de un desconocido que se siente con derecho a opinar sobre tu cuerpo. Y aunque, en un mundo ideal el acoso callejero no existiría, es una realidad para la mayoría de las mujeres que deciden salir a la calle.
Es por eso que enseguida encontrarás seis formas en las que las mujeres reaccionan ante esta horrible situación:
1. Lo ignoran:
La vida es muy corta como para responder a cada uno de los piropos comentarios indeseados que recibes en el espacio público. Que no hagas nada es precisamente lo que los acosadores callejeros esperan, aunque tampoco tienes la obligación de actuar ante las conductas de los acosadores (los que están mal son ellos, no tú). Eso si, recuerda que no deben tocarte.
2. Agradecen:
Si, la gratitud es una virtud. Nada se compara con la satisfacción de darle las gracias al acosador con un “Gracias, pero nadie te pidió tu opinión”.
3. Lo confrontan:
“un hombre se paró detrás de mí, lo suficientemente cerca para que pudiera escucharlo susurrarme obscenidades al oído. ¿Qué hice? Lo miré a los ojos y, de manera que la gente alrededor escuchara, le pregunté: ‘¿PERDÓN? ¿DIJISTE ALGO?’. Él no se lo esperaba y, como era de esperarse, optó por voltear a otra parte y mirar al vacío”, comentó una mujer.
4. Lo denuncian:
El acoso es un delito y, si lo padeces, estás en todo tu derecho de denunciarlo. Las autoridades tienen la obligación de apoyarte hasta el final si lo solicitas, por más engorroso que parezca el trámite.
Estas son solo algunas de las maneras de actuar ante estas situaciones. Ahora recuerda, si algún desconocido te toca sin tu permiso y te sientes incómoda, no dudes en pedir ayuda. En esos casos, lo peor es quedarse callados y permitir que siga sucediendo.