P r o bl e ma
No reconocen a un grupo de monjas
Como la aldea gala de Astérix y Obélix, el monasterio de monjas budistas Songdhammakalyani se mantiene irreductible ante la oposición de las autoridades tailandesas, que se niegan a reconocer oficialmente a la orden monacal femenina.
El ruido de los coches de la autovía no perturba la paz de las aspirantes a novicias, que practican los rituales para su ordenación en el monasterio, situado en la provincia de Nakhon Pathom, colindante con Bangkok.
Las candidatas, vestidas de blanco, desfilan junto al estanque del centro religioso y practican los rezos en una sala bajo una gran estatua budista, un día antes de ordenarse temporalmente como novicias, una práctica vetada hasta hace poco a las mujeres. Songdhammakalyani realiza las funciones de cualquier templo en Tailandia, pero no puede denominarse así porque las monjas o “bhikkhunis” no son reconocidas por el Consejo Supremo de la Sangha, máxima autoridad budista, ni el Gobierno.
“No estamos reconocidas por las autoridades, pero no somos ilegales. No nos han reconocido aún, pero tendrán que hacerlo en el futuro”, explica Dhammananda, la primera mujer ordenada en Tailandia como monja theravada, la escuela mayoritaria en el país. La religiosa, de 73 años, es optimista, al recordar que en 1983 no había ninguna monja theravada en Tailandia y en la actualidad hay unas 270 en todo el país, 30 de ellas en Songdhammakalyani. “Yo fui ordenada en 2001 y fui la primera, ahora, 17 años más tarde, ya tenemos 270 'bhikkhunis' ordenadas (...) El número está creciendo de una manera rápida y se han extendido al menos en 30 provincias”, afirma.
Sin embargo, Dhammananda reconoce que su situación “alegal” les impide recibir ayudas del Gobierno o exenciones fiscales como otros templos de monjes o “bhikkhus”.
Las autoridades religiosas alegan que la orden "bhikkhuni" nunca existió en Tailandia y que desapareció en la rama budista theravada hace siglos, por lo que no es posible su reinstauración según el reglamento.