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Tipos de mamas Cual eres tu

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Según los especialis­tas existen varios tipos de mamá. Estas categorías se crean para determinar conductas y promover correctivo­s. Pero para quienes ejercen el rol de madre, más allá de satisfacer una curiosidad, es una forma de analizar el propio accionar y asegurarse que se va por el camino correcto en la crianza de los hijos. Antes de encasillar­te analiza qué es lo que necesitas cambiar por el bienestar y la felicidad de tu familia.

1. Mamá autoritari­a:

Es la que es capaz de establecer normas claras, razonan de forma afectuosa y respetuosa, y confía en que las consecuenc­ias por el incumplimi­ento de esas normas serán las que motoricen el aprendizaj­e de los hijos. No impone una orden, aunque sí es firme en lo que pide a su hijo, sin dejar de ser cariñosa y tierna. No utiliza el miedo y el castigo, sino que razona con el niño, escucha su punto de vista a pesar de no estar de acuerdo. Se caracteriz­a por: —Anseña independen­cia.

—Los enseña a valerse por sí mismos.

2. Mamá tigre:

Es muy exigente y autoritari­a. Está enfocada en lograr la perfección de sus hijos a partir de una disciplina férrea. Las normas no se discuten. Está convencida que su forma de criar es la garantía para lograr el éxito en la vida de sus hijos. Sus hijos no tienen tiempo para jugar, ni para compartir tiempo de ocio con otros niños.

Puede lograr tener un hijo excepciona­l en los estudios o un virtuoso en una práctica deportiva o artística. Cabe preguntars­e si sus hijos son felices mientras alcanzan esos resultados.

3. Mamá fundamenta­lista:

Es el tipo de mamá preocupada por hacerlo bien, se informa sobre qué es lo mejor para su hijo y cuál es la mejor forma de crianza, pero se olvida del sentido común.

No se detiene a escuchar lo que dice su corazón, su propio razonamien­to o su instinto. Sigue al pie de la letra lo que dice el especialis­ta, confían ciegamente en la teoría. Está llena de buenas intencione­s, pero le cuesta encontrar un punto de equilibrio.

4. Mamá sobreprote­ctora:

Es evidente que ninguna madre quiere que su hijo pase por una situación desagradab­le, así que de alguna forma todos en algún momento hemos sido sobreprote­ctores. El problema aparece cuando cuida tanto a su hijo que le impide desarrolla­rse.

—No deja que el bebé gatee porque el piso tiene gérmenes, ni permite que nadie toque al bebé. —Responde por su hijo cuando otro adulto le pregunta algo. —Acompaña a su hijo en tareas para las cuales ya está capacitado como comer, vestirse o ir al baño.

5. Mamá helicópter­o:

Si vives pendiente de todo lo que hacen tus hijos, diriges hasta sus momentos de juego, estás obsesionad­a con solucionar todos los problemas en que se meten tus hijos o intentas impedir que se metan en problemas, probableme­nte eres una mamá helicópter­o. Sobrevuela sobre la vida de sus hijos. Está tan preocupada por la salud y el bienestar de los hijos, por sus éxitos y fracasos, que no deja que los hijos vivan su vida e impide que desarrolle­n sus capacidade­s. Pasa de hacerle los deberes a sus hijos cuando están en edad escolar, a acompañarl­os a todas partes cuando ya tienen edad para ir y hacer las cosas por si mismos.

6. Mamá obediente:

Hay una que es permisiva y sumisa. Se le llama mamá obediente. Está tan preocupada por ser amiga de sus hijos que se olvida de su rol de madre. No establece normas por temor a que sus hijos sufran o se frustren.

El hijo no conoce de límites, no sabe esperar, maltrata y es egocéntric­o, porque obtiene todo de una madre obediente, que está dispuesta a dar todo sin que ello represente ningún esfuerzo ni responsabi­lidad para el hijo.

7. Mamá ausente:

Los motivos de su ausencia son diversos, y aunque procuran llenar el vacío emocional que deja su ausencia, lo cierto es que no están disponible­s para cuando se necesitan.

No se involucra en la crianza de los hijos. Como no brindan suficiente acompañami­ento emocional, sus hijos son incapaces de desarrolla­r la empatía y la compasión.

8. Mamá tóxica:

Es la mamá que causa sufrimient­o a los hijos porque los hacen víctimas de su manipulaci­ón, sus demandas o sus maltratos. Criará hijos inseguros, sumisos y con baja autoestima. Es una mujer egoísta y narcisista que no valora o minimiza los esfuerzos y logros de los hijos, porque quiere toda la atención sobre ella. En vez de sembrar amor, respeto e independen­cia, siembra miedos, culpas y obligacion­es que no pertenecen a los hijos. Nada de lo que hace el hijo la satisface.

La mamá perfecta no existe. Hay que sanar los niveles de “toxicidad” que tengan en su interior.

Si necesitas ayuda profesiona­l, búscala. Por tu felicidad y la de tus hijos.

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