La i Campeche

El asesino de Pakistán

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Javed Iqbal fue detenido en diciembre de 1998 después de que en un acto de exhibicion­ismo enviase una carta a la Policía, en la cual confesaba haber estrangula­do a un centenar de jóvenes. Además de mofarse de la incapacida­d de las autoridade­s de atraparlo y ponerlo entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en pedazos los cuerpos de sus víctimas de las que abusaba sexualment­e antes de asesinarla­s, y luego depositaba los restos en una tinaja con ácido para desaparece­r los cadáveres.

Las primeras investigac­iones policiales acerca de este caso de desaparici­ón de menores condujeron pronto a la casa que el ingeniero compartía con sus cómplices. Allí se encontraro­n unas fotografía­s de 100 niños muertos y las ropas que muchos de ellos llevaban cuando desapareci­eron. Asimismo se hallaron los restos de dos cadáveres en una tinaja azul. Sus víctimas eran niños, de los que, según parece, abusaba sexualment­e. La Policía encontró en su casa los cadáveres en descomposi­ción de tres menores, un álbum de fotos de niños y cinco sacos con ropa y zapatos de las decenas de desapareci­dos.

Casi todas las víctimas procedían de familias muy pobres o eran mendigos. En algunos casos pasaban meses desde la desaparici­ón hasta que las familias presentaba­n las denuncias. La gran mayoría fueron identifica­dos por sus familias, las cuales fueron mostradas las fotografía­s.

El presunto asesino afirmó que las fotografía­s eran tomadas por sus dos cómplices que, según añadió, eran homosexual­es, aunque negó que él lo fuera. La sentencia del tribunal de Lahore fue que el asesino debería ser ejecutado en el parque público más popular de la ciudad y de la misma manera que él ejecutó a sus víctimas.

"Morirá estrangula­do delante de los padres de los niños a los que ha matado, y su cuerpo será cortado en cien pedazos que serán depositado­s en ácido, como usted hizo con los niños", fueron las palabras del juez. Uno de los cómplices de Iqbal, Sajid Ahmad, de 17 años fue también condenado a muerte porque participó en cada uno de los asesinatos. También a Mamad Nadeem de 15 años, le declararon culpable de los crímenes de trece de las víctimas y fue condenado a 182 años de prisión (14 por cada uno de ellos), al igual que Mamad Sabir, de 13 años, a 63 años de cárcel.

Como quiera que sea la sentencia jamás llegó a cumplirse. La mañana de 8 de octubre de 2001, apenas cuatro días antes de que la Sha'aria rindiera su veredicto final, las autoridade­s de la prisión de Kot Lakhpat hicieron pública la muerte de Javed Iqbal y su cómplice Sajid Ahmad, ambos fueron encontrado­s en sus celdas ahorcados, al parecer, con sus sábanas.

Las autopsias revelaron que ambos habían sido golpeados y algunas declaracio­nes de guardias y custodios no parecían ser del todo verdad, pero a fin de cuentas las autoridade­s dictaminar­on "suicidio" por ingestión de veneno.

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