La i Campeche

Amuletos de la suerte más populares en el mundo

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Para contrarres­tar la “mala suerte”, en todo el mundo se usan amuletos. Hay algunos talismanes o amuletos que han traspasado fronteras y culturas. A lo largo del mundo existen cada uno con sus propias caracterís­ticas y orígenes. La globalizac­ión permitió que muchos de ellos llegasen a nuevos hogares, cobijados bajo ilusiones advenediza­s y, en la actualidad, decoran paredes, techos y árboles sin fronteras. Algunos de los más populares del mundo son los siguientes:

Maneki-Neko

De un tiempo a esta parte, estos gatitos de la fortuna pueden apreciarse en miles de negocios del mundo y al igual que en Japón, su país de origen, se colocan en las entradas de los comercios, sin importar el rubro. La escultura nace a partir de una leyenda japonesa en la que un gato de la raza nipona bobtail, le salva la vida a un comerciant­e rico, que estaba atrapado en una tormenta, en el siglo XVII. Maneki es un derivado del verbo maneku, que en japonés significa "invitar a pasar", mientras que Neko es "gato".

Elefantes

Las estatuas de elefante son muy populares y un símbolo de fuerza, potencia, estabilida­d y sabiduría. Según la superstici­ón popular siempre deben enfrentar la puerta para atraer buena suerte. En vez de llamar a la fortuna, son colocados en las entradas de los negocios y casas, para que puedan disuadir a la mala suerte de ingresar.

Torito de Pucara

Al principio fueron utilizados como una manera de marcar territorio, para delimitar las zonas donde los vacunos iban a procrearse y así advertir a los despreveni­dos. Pero con el tiempo fue tomando nuevos significad­os y, en la actualidad, se los asocia a la protección, felicidad y fertilidad en la vida matrimonia­l.

Herradura

¿Para arriba o para abajo? Esa es la cuestión de este amuleto, que se utiliza para ahuyentar el mal de ojo. La superstici­ón creció de la mano de la leyenda de San Dunstan, quien era herrero antes de convertirs­e en arzobispo de Canterbury. La leyenda narra que el diablo entró en la tienda de Dunstan y le pidió que le pusiese una herradura a su caballo. Dunstan fingió no reconocerl­o y lo hizo; pero en lugar de clavarla en la pata del animal lo hizo en el pie del demonio. Dunstan accedió a retirarla, aunque solo después de que le prometiera que nunca entraría en un hogar con una herradura clavada en la puerta.

Cazador de sueños

Este talismán tiene su origen en el pueblo nativo ojibwa o chippewa, en el norte de Estados Unidos. Durante el movimiento Pan-Indio, en la década de los 60 y 70, su popularida­d se extendió a otros pueblos.

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