Causas del comportamiento
—Tanto el rehén o la víctima como el autor del delito persiguen la meta de salir ilesos del incidente, por ello cooperan. —Los rehenes tratan de protegerse en un contexto de situaciones que les resultan totalmente incontrolables, por lo que tratan de cumplir los deseos de sus captores.
—Los delincuentes se presentan como benefactores ante los rehenes para evitar una escalada de los hechos. De aquí puede nacer una relación emocional de las víctimas por agradecimiento con los autores del delito. —Con base en la historia de desarrollo personal, puede verse el acercamiento de las víctimas con los delincuentes, una reacción desarrollada durante la infancia. Un infante que percibe el enojo de su progenitor, sufre por ello y trata de «comportarse bien», para evitar la situación. Este reflejo se puede volver a activar en una situación extrema. —La pérdida del control que sufre el rehén durante un secuestro es difícil de asimilar. Se hace más soportable para la víctima convenciéndose de que tiene algún sentido, y puede llevarla a identificarse con los motivos del autor del delito. —Este comportamiento surge debido a la presión que tiene el rehén al saberse aislado, abandonado, amenazado y quizás olvidado por la policía. Fuera del contexto criminal, una forma de que el síndrome puede ocurrir es en el entrenamiento militar básico, pues es una experiencia ligeramente traumática con la meta de crear vínculos en las unidades militares.