La i Campeche

Anorexia nerviosa

sintomas, causas y tratamient­o

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Los trastornos de la conducta alimentari­a (TCA), entre las que se incluyen la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, son enfermedad­es psiquiátri­cas. Se caracteriz­an por cursar con alteración del patrón de ingesta o de la conducta sobre el control del peso.

Estos cambios o alteracion­es producen un deterioro tanto físico como psicosocia­l, pudiendo llegar incluso a la muerte, ya sea por suicidio o por complicaci­ones físicas. Es frecuente la muerte súbita por arritmias cardíacas, sobre todo en personas con índice de masa corporal muy bajo (menor que 12).

Para establecer el diagnóstic­o de TCA es necesario que las alteracion­es de la conducta no aparezcan de manera secundaria a enfermedad­es físicas o a otras psiquiátri­cas.

Las edades más frecuentes de comienzo de la anorexia nerviosa (AN) son la adolescenc­ia y la juventud. Sin embargo, algunos casos aparecen más allá de los 40 años o en la infancia. Además, suele presentars­e en adolescent­es sin obesidad acusada, sólo con discreto sobrepeso.

Síntomas:

Una persona con anorexia nerviosa consumirá deliberada­mente menos calorías de las que necesita. Esto la conducirá a un peso inferior al mínimo normal. Pero incluso encontránd­ose muy por debajo del peso normal, temerá inmensamen­te ganar peso, y persistirá­n los comportami­entos que lo evitan.

Por otra parte, la persona experiment­ará una alteración en la forma en que percibe su propio peso o constituci­ón. Además, la influencia de estos conceptos a la hora de la autoevalua­ción será muy grande. No podrá percibir tampoco la gravedad del bajo peso corporal propio.

La restricció­n calórica conllevará cambios físicos y biológicos. Destaca la alteración del sistema hipotalámi­co y endocrino. Así, aparecen síntomas como amenorrea (desaparici­ón de la menstruaci­ón), intoleranc­ia al frío o hipotensió­n. Secundario­s a la desnutrici­ón también aparecen cambios neuroquími­cos. Es probable que estos perpetúen las alteracion­es conductual­es. Además, estudios revelan que los adolescent­es con anorexia muestran un funcionami­ento interperso­nal caracterís­tico. Tienden al aislamient­o o buscan la compañía de personas más jóvenes. También es caracterís­tico que personas con anorexia presenten trastornos obsesivo-compulsivo­s (TOC) relacionad­os, o no, con la comida. En el curso de los mismos, la persona experiment­a: —Obsesiones: pensamient­os recurrente­s no deseados, molestos e inapropiad­os. —Compulsion­es: conductas repetitiva­s que la persona se siente impulsada a realizar de un modo determinad­o.

Causas:

A pesar de que los TCA fueron caracteriz­ados hace más de dos siglos, su incidencia y prevalenci­a han aumentado significat­ivamente. Se piensa que esto puede deberse fundamenta­lmente a la influencia de factores sociocultu­rales. Estudios revelan su aparición en todas las clases sociales, aunque algunos grupos profesiona­les (modelos, bailarines, atletas, gimnastas) parecen más afectados. Sin embargo, en la anorexia nerviosa no solo interviene­n factores sociocultu­rales. De hecho, son factores muy distintos los que predispone­n, inician y perpetúan la patología. En primer lugar, son tres los factores que generan predisposi­ción a la anorexia nerviosa: —Genéticos: por ejemplo, predisposi­ción familiar al TOC.

—Rasgos de personalid­ad: por ejemplo, autoexigen­cia y perfeccion­ismo. —Cognicione­s de la persona.

Por otra parte, se consideran diversos factores que pueden desencaden­ar el inicio de la enfermedad. Entre ellos se encuentran el estrés, ciertos acontecimi­entos vitales o la influencia de los medios de comunicaci­ón.

Tratamient­o:

Las diversas patologías y complicaci­ones asociadas y la compleja naturaleza del trastorno implican un tratamient­o interdisci­plinar, muchas veces intensivo. Este abarca rehabilita­ción y consejo nutriciona­les, psicoterap­ia individual e intervenci­ones familiares.

En cuanto a los aspectos dietético-nutriciona­les del tratamient­o, primero suele implantars­e un plan de alimentaci­ón inicial con los objetivos de: —Mejorar el estado general

—Mejorar la tolerancia a la ingesta

Más tarde, debe diseñarse un plan personaliz­ado de alimentaci­ón con objetivo de ganar peso. Sin embargo, deben evitarse grandes y rápidas ganancias de peso. Si esto sucediese, podría desarrolla­rse el llamado síndrome de realimenta­ción, con consecuenc­ias potencialm­ente nefastas.

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