La carreta de la muerte
Esta leyenda nació hace muchos años, cuando en la oscuridad de la noche, el miedo invadía a cada uno de los habitantes de una comunidad de Oaxaca, pues se podía escuchar un ruido que, aseguraban, provenía del más allá. Parecía ser una carreta jalada por caballos, dejando un olor a azufre a su paso.
En una ocasión, pasada la media noche, una señora se atrevió a ver a escondidas desde su ventana. Como era de esperarse, vio a dos negros caballos que jalaban una antigua carreta y a un jinete que se perdía entre la oscuridad, hasta que su cabeza volteó hacia ella. A la luz de la luna, la mujer vio el rostro de la mismísima muerte, quien había puesto sus ojos sobre ella. La señora se desmayó de la impresión y al despertar, le narró a su familia lo que había pasado. Para su desgracia la muerte no se olvidó de ella y a los tres días la encontraron sin vida, con inexplicables marcas y quemaduras que indicaban que había sido arrastrada por largas distancias a una gran velocidad. Su ropa estaba desgarrada y su rostro reflejaba un profundo terror.
Desde aquel día, los lugareños evitaron a toda costa salir a altas horas de la noche, preferían encerrarse bajo llave en sus casas, esperando no toparse con la muerte, quien rondaba por las calles oaxaquenses, buscando con ansias una víctima a la que llevarse.
Se dice que la muerte aún habita esa comunidad y por las noches aún se escuchan los caballos arrastrando la carreta y, como si se tratase del viento, se pueden escuchar los fantasmales lamentos de los infortunados a los que se ha llevado.