Variantes de esta lesión
Las fracturas por estrés pueden catalogarse en dos grandes grupos: de bajo riesgo y de alto riesgo. Esta clasificación obedece a factores como la zona afectada, el potencial de complicaciones, tiempo de curación, presencia de pseudoartrosis y forma en que se suelda la fractura.
Las características de cada grupo son: Fracturas de bajo riesgo. Son las que se tratan simplemente con la eliminación de la actividad que genera la lesión. Corresponden a fracturas en las extremidades superiores, costilla, pelvis, fémur, tibia, vértebras lumbares, peroné y calcáneo. Fracturas de alto riesgo. Este tipo de fractura por estrés presenta un considerable potencial de complicaciones. Corresponde a lesiones en el cuello del fémur, el maléolo tibial, el escafoides tarsiano, el astrágalo y la base del metatarsiano.
Lugares comunes
La fractura por estrés puede afectar a gran cantidad de huesos del cuerpo, que por una u otra razón están sometidos a cargas repetidas. Sin embargo, el pie es uno de los puntos con mayor riesgo de ser afectado por este tipo de lesión. Desde el punto de vista de cada práctica deportiva, hay fracturas por estrés que son más propias de cada disciplina.
La del metatarso es más habitual en los maratonistas, futbolistas, bailarines y voleibolistas. En el balonmano es más frecuente la fractura de la costilla.