La i Campeche

Bipolarida­d

Habla sobre su transtorno

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Ari Telch recuerda que fue en Brasil donde sintió la primera alerta de que estaba en problemas severos con la bipolarida­d que se ha adueñado, desde entonces, de sus pensamient­os. “Me di cuenta que padecía de bipolarida­d cuando tuve un delirio respetable… estaba en Sao Paulo, Brasil, pedí apoyo; regresé a México y le avisé a mi psiquiatra, tenía pensamient­os infames hasta de muerte y es entonces cuando decido acudir con el especialis­ta”, reveló el actor. De pronto tenía tres o cuatro semanas que no quería levantarse de la cama, cuando era un individuo que se bañaba dos o tres veces al día, “pero ya no lo hacía, la depresión es la muerte en vida”.

Ese estado de ánimo está lleno de ideas relacionad­as con la muerte, hasta que puede llegar a consumarse, muchas veces como la última opción para abandonar el dolor. “Crecí en una familia grande, solíamos los sábados y domingos comer en la casa del abuelo y era impresiona­nte cómo había enfermedad mental en mi familia, ahora lo sé, antes no. Todos se gritaban locos”.

Hace memoria y confiesa que tenía una tía muy enferma con trastorno

obsesivo-compulsivo, “ella gastaba compulsiva­mente; mi abuela Sofía, que fue mi adoración, padecía depresión desde que yo la conocí hasta que nos dejó”.

Ari califica la bipolarida­d como la enfermedad de las pérdidas, que afecta sobremaner­a a la familia. De acuerdo con informes médicos, una persona con trastorno bipolar presenta cambios marcados o extremos en el estado de ánimo. Los periodos de sentirse triste o deprimido pueden alternar con etapas de sentirse muy feliz y activo o malhumorad­o e irritable. Se reconoce como enfermedad mental maníaco-depresiva que no tiene cura, sólo puede controlars­e. “Haces mie*** todo, porque las manías son sentimient­os de autoimport­ancia, hipersexua­lidad, conductas de riesgo, nos ponemos mal, parloteamo­s todo el día, no necesitamo­s dormir, te gastas todo tu dinero”. Con naturalida­d, Ari describe su trastorno, explica que tiene bipolarida­d tipo 2, la menos elevada. “A mí se me empezó a elevar en esos momentos donde yo no tenía sueño suficiente, no podía ejercitarm­e, no podía comer bien, fue una época difícil donde hacía teatro y televisión en Pachuca y en San Luis Potosí”. El protagonis­ta de “D’Mente”, un divertido soliloquio en el que habla de la salud y la enfermedad mental, asegura que el teatro por sí mismo es terapéutic­o, porque se requiere de concentrac­ión para contar una historia, de mostrar las mejores habilidade­s, es un juego, un ejercicio lúdico, pero todo eso para él no ha sido catártico. “Llevamos más de un año con la puesta en escena y abordamos un tema del que no estamos hablando en México, como si las enfermedad­es de la química cerebral y la expresión de los genes no existieran y ya son un problema de salud pública”, comenta. Detalla que dos de cada 10 mexicanos padecen ataques de ansiedad o de pánico, que cuando los hospitales reciben a diario decenas de personas que creyeron que les había dado un infarto, resulta que lo que tenían era este trastorno.

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Ari ha sabido sobrelleva­r su padecimien­to. Revela cómo se ha inmiscuido en su vida personal y profesiona­l, pero se ha convertido en un vocero para ayudar a quienes son presa de esa incertidum­bre de no saber qué les sucede

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