Disfrazado de animal
Todavía hay lugares en la Península de Yucatán donde los animales de patio como gallinas, pavos e incluso cerdos andan libres y hasta salen a las calles e invaden solares de otros dueños sin generar molestias. No obstante, hay a quienes esto les resulta incómodo. Y es precisamente sobre unos animales, de lo que se trata nuestra leyenda de hoy, la cual una champotonera de nombre Martha nos compartió.
Resulta que desde pequeña la mamá de Martha, para procurar que se “portará bien”, le decía que un mal viento o el “maligno” se le aparecería en forma de una lechona con sus lechoncitos, en caso de que no obedeciera.
Según las creencias de la región, los demonios pueden disfrazarse de animales para deambular entre los humanos.
Siempre, Martha escuchaba a su mamá decirle que si no se portaba bien la lechona con sus cochinitos se le iba a aparecer, pero al crecer el miedo fue disminuyendo, a tal grado que llegó a casi confirmar que era un cuento
nada más.
Los años pasaron y aquella niña se convirtió en madre.
Cierta noche, debido al quehacer del hogar y la prisa para salir a dar una vuelta, olvidó comprar alimentos, por lo que fue a la tienda de la esquina. “Me llevo bien con la señora, por lo que no me importó qué hora era y me fui a comprar. Estaba bien oscura la calle, lo recuerdo bien y en eso cuando llegué a la tiendita vi una marrana con sus cochinitos. ¿Qué voy a saber de quién era?
“Compré rapidito y me regresé a mi casa, pero cuando caminaba escuché que aquellos animales hacían unos ruidos bien feos detrás de mí. “Me di vuelta y vi que tenían los ojos rojos, en eso mi corazón empezó a acelerarse y cuando me agaché para agarrar una piedra y lanzarla a ellos salieron corriendo y hasta echaron candela.
“No sé cómo ni por qué, pero desde entonces ya creo que sí es cierto lo que mi mamá me decía y ahora se lo cuento a mis hijos también. Era el mismo ‘maligno’ convertido en animales”, reveló.