La casona

La imagen que se muestra en el fondo no fue capturada en un poblado, todo lo contrario, a pesar de estar prácticamente inhabitable, ese lugar sigue albergando una terrible historia en la ciudad de Campeche.

Don Genaro, quien todavía sigue trabajando acarreando material de reciclaje, contó que cierto día se le hizo muy tarde para salir a trabajar, pues los fuertes dolores de espalda no lo dejaron. Fue al cabo de unas horas cuando dejó a su esposa y emprendió el rumbo hasta la entrada de la ciudad, ya que era la ruta que le tocaba ese día.

Con las fuerzas recobradas, pero con la sensación de cansancio, se encaminó con su triciclo. Al parecer

ese día habían limpiado todo y nada había encontrado. Al pasar la “Bola de Queso”, continuó hacia la salida, pero en comparación con otros días la chamba estaba floja, recordó.

Sin perder las esperanzas, fue que al llegar frente a un árbol frondoso y tomar una bocanada de aire para descansar, se percató que un plástico estaba tirado al lado de un camino y comenzó a levantarlo. El señor señaló que mientras más se adentraba al camino, más plástico encontraba por lo que no le importó seguir recolectado el material hasta toparse con una vieja casa. El trabajo seguía y la tarde empezaba a reclinar, por lo que siguió recolectando hasta rodear la casa, cuando en medio de la nada escuchó un silbido, al cual le prestó poca atención. Pero fue lo siguiente lo que lo dejó sin voz. “Estaba lejos el silbido, luego otra vuelta y cuando escuché por cuarta vez el sonido estaba detrás de mí. Cuando me dispuse a ver qué era, me entró un escalofrío que desde la cabeza hasta los pies me estremeció, me dio frío nervioso, sinceramente no pude voltear”, informó.

El hombre expresó que sin importarle dejó las bolsas que había llenado, pues cuando levantó la mirada leyó un escrito en la pared que decía: Todo lo que aquí hay es mío. “Nunca he vuelto a ir por ese lado, y no creo volver a hacerlo”, reveló.