Influencia
La mascota en la vida humana
Desde tiempos inmemoriales, la presencia de mascotas o animales de compañía en la vida humana ha quedado plasmada en numerosos registros. La influencia que las mascotas han ejercido sobre los humanos ha llenado páginas de libros, artículos y demás medios de divulgación. Remontándose a la relación humano-mascota más antigua, la relación humano-perro es confirmada a partir de evidencias arqueológicas. En concreto, se han obtenido pruebas de que la domesticación del perro ocurrió al final del último período glacial. En el pasado, la ciencia no había dado importancia a la interacción existente entre un humano y su mascota. Según la visión darwiniana, una mascota en la ciudad no acarrea ningún beneficio observable. Suponen un incremento del gasto económico y de tiempo al demandar comida, cuidados o atención, entre otros. Pese a ello, las personas siguen adoptando o incorporando una mascotas a su núcleo familiar, y es que son considerados un miembro más de la familia. Y la ciencia ha tomado nota de la importancia de la presencia de estos animales en la vida humana. En las últimas tres décadas se ha estudiado detalladamente
las relaciones entre personas y animales de compañía. Su estudio se ha iniciado desde diferentes disciplinas y campos científicos, como pueden ser la psicología, la antropología o la historia. La antrozoología es una disciplina que ha generado un gran interés en la sociedad. Esto ha provocado la aparición de revistas científicas enfocadas en este nuevo campo, así como la institución de diferentes asociaciones. Por ello, algunos autores se han enfocado en el nivel molecular y han sugerido que la hormona oxitocina es un factor relevante a la hora de responder a esta pregunta. Esta hormona permite establecer lazos de confianza entre personas, así como entre humanos y animales. Algunos de estos estudios han demostrado que los perros tienen la capacidad de mantener la mirada con las personas. El establecimiento de la mirada recíproca es importante en las relaciones para afianzar la confianza. Como dijo el filósofo Martin Buber, “los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran lenguaje”. La oxitocina interviene entonces en el establecimiento de la vinculación social. Su papel aún no está del todo desentrañado.