La i Campeche

El cuadro

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¿Alguna vez le ha parecido que las imágenes en los cuadros como que cobran vida o que los dibujos inanimados pudieran tener alguna interacció­n con el mundo de los vivos con el movimiento de ojos? Algo parecido fue lo que vivió la familia Chávez Canul. Resulta que hace aproximada­mente cinco años atrás, decidieron ir a la frontera con Belice a comprar mercancía para tener un amplio surtido en el regreso a clases. El viaje en el autobús era rápido, de ida y vuelta por tres días, por lo que la compra inició desde el primer momento, buscando la variedad de los productos. Al final del trayecto de compras, los esposos Chávez Canul habían adquirido lo que para ellos era todo lo necesario. Minutos antes de abordar el camión y viajar de regreso a Campeche, un niño les ofreció un cuadro con un bonito paisaje, al no estar interesado­s, el pequeño vendedor les ofertó que podría servir en la entrada de la casa y que le bajaba hasta un 50% de lo que les había pedido como primera opción. Para que se marchara, aceptaron la oferta del niño y regresaron con el paisaje a sus casas.

Algunos chuleaban la imagen, mientras que otros ni en cuenta lo tenían. Cierto día, uno de los familiares que visitaban la casa de la familia con domicilio en Hobomó, les preguntó qué había pasado con el cuadro porque la mujer de la silla literalmen­te ya no estaba. El hecho continuó sin importanci­a, pero al revisar detalladam­ente el cuadro los esposos se percataron que efectivame­nte la silla que estaba en la casa pintada, estaba vacía, pero así se quedó. A la siguiente semana, lo que serían unas hermosas aves volando, se comenzaron a poner de color oscuro, algo que llamó la atención de uno de los hijos de la familia al volver de la escuela.

Luego de seis meses, lo que fue la imagen de recepción del hogar Chávez Canul cambió drásticame­nte de apariencia, ocasionand­o terror en vez de admiración, por lo que decidieron tirar a la basura la inversión. Fue, entonces que al romper el marco para meterlo en la bolsa de basura, se fijaron que en todos los extremos del cuadro estaba la numeración 666. De tal modo que piénselo dos veces al comprar un cuadro para su casa.

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