La mujer del tesoro
La leyenda de hoy se remite a la época colonial. Se dice que el Cerro de la Bufa resguarda en sus entrañas un tesoro inigualable: paredes de oro, pisos de plata, todo iluminado por el resplandor de piedras preciosas que encandilan como al ver al sol.
Cada año por las noches, durante las festividades del pueblo, una despampanante mujer se posa en lo más alto del Cerro de la Bufa, casi como un ángel celestial, armoniosa y proporcional en todos sus rasgos.
Serena, espera pacientemente que un hombre se pasee por la vereda. Aparentando ser una princesa encantada, magnética e hipnótica por su belleza, pide a cualquier curioso infortunado que la lleve en sus brazos hacia el altar mayor de la Basílica de Zacatecas.
Ese es el precio que hay que pagar para hacerse con la propiedad de todos los tesoros que esconde el cerro. La mujer solo pone una condición: está prohibido mirar hacia atrás una vez que comienza el recorrido con ella en brazos. Lo que no sabe el hombre que decide llevarla, es que a sus espaldas le espera un infierno de suspenso. Ruidos desesperantes, como gritos de almas en pena, hacen sudar a todo aquel que emprende el camino hacia el altar con la mujer a cuestas.
Al no poder evitar la curiosidad, asustado y angustiado, el hombre finalmente voltea, mira hacia atrás y provoca que la mujer se transforme en serpiente y acabe con su vida.
Hasta hoy, el tesoro del cerro sigue siendo considerado un misterio más que una leyenda, aunque todavía nadie ha podido demostrarlo y reclamarlo.