“Prueba de fuego”

Carlos Torres (izq.): “Aquí estamos levantándonos”

Otro sería el personaje del día de no haber sido por el milagro que libró el pasado 15 de mayo la integridad física de Carlos Torres Núñez y de su familia. Es de recordar que el equipo de tu periódico La i, cubrió el incidente que se suscitó por la avenida Central por Colosio en la ciudad de Campeche, donde en el interior del negocio familiar del campechano, se registró un incendio. Durante la investigación, minutos después de la llegada de los “tragahumos”, Torres Núñez nos atendió amablemente, aunque sus lágrimas no pudieron contenerse.

Continúe leyendo con nosotros la historia de este campechano de corazón.

¿Cuántos años tiene?

“51 años”.

¿De dónde es?

“Yo soy de Acapulco, Guerrero. Ya tengo 25 años viviendo en Campeche”.

¿Qué le motivó a quedarse?

“Soy militar retirado, comí pan de cazón y aquí me quedé, Me enamoré de una campechana y aquí me quedé”.

¿Tiene hijos?

“Sí, cinco bendiciones”.

¿A qué se dedica?

“Soy comerciante. Nos dedicamos al área gastronómica. A la venta de comida tradicional”.

¿Cuál es la relación entre su antiguo oficio y la cocina?

“No fue mucha la diferencia, aunque la verdad, el hecho de estar en el ejército a estar en una cocina es disciplina. La cocina es el área de un restaurante, es muy celoso, siempre tiene uno que estar al pie del cañón, al igual que en el ejército. No tiene que soltarle uno para nada, hay que estar siempre, los 365 días del año. Todos los días trabajamos, es una empresa familiar. Todos mis hijos aquí crecieron, aquí se formaron. Todos saben hacer de todo, desde lavar baños, cocinar, realizar trabajos de pintura. Todos sabemos hacer de todo”.

¿Con esta contingencia cómo le ha ido?

“Ya estaba anunciado esta pandemia, pero cuando uno sabe organizarse, se siente menos. Si nos pega, como no, no podemos decir que no nos va a llegar, mientras tengas actitud de vida, ganas de salir adelante, no pega tan fuerte porque estamos unidos”.

¿Qué nos puede compartir sobre lo que ocurrió el pasado 15 de mayo?

“Todos en la vida cometemos errores y horrores. Los accidentes se dan, somos seres humanos. Hay ocasiones en las que tratamos al máximo de que no sucedan, pero se nos escapan de las manos, se van de cauce, pero en esos momentos tienes que saber actuar. Se te tiene que poner la sangre fría y ver cómo salir adelante. En ese momento la integridad de mi familia era primero. Al caer el tanque, rompió la manguera y como estaba cocinando se prendió fuego todo. Por protocolos de seguridad, tenemos adentro un extintor grande, pero mi esposa no me dejó pasar. Afortunadamente, tengo un extintor adelante que es el segundo que me ayudó. Y gracias a la intervención de un policía, que fue el que se acercó a ayudarme, me arriesgué a cerrar el tanque. Gracias a eso, alcancé a apagar más el fuego porque se hubiera comido todo. Si no hubiera entrado y me hubiera quedado a esperar a los bomberos, se destroza todo el negocio”.

¿Cuánto perdió por el fuego?

“Daños materiales, como unos 10 o 15 mil pesos. Relativamente es muy poco, no pudiera dimensionar a algunos de mis hijos o que yo me hubiera calcinado. Dios nos manda pruebas a sus mejores guerreros y aquí estamos. Yo soy un guerrero y no me rajo. Estamos echándole ganas con mi familia. Aquí estamos levantándonos. Se me salieron las lágrimas ese día porque me dolió mucho, porque todo lo que logras con esfuerzo en un segundo se te va. Pero doy gracias a Dios que no dañó a nadie”.

¿Cuál fue el aprendizaje que obtuvo con esta prueba de fuego?

“El aprendizaje todos los días, Dios nos los da. Es el simple hecho de estar vivos, el hecho de seguir con vida, con actitud, con gana de vivir, que estamos completos, superar retos. Hay obstáculos, pero no te detengas. Ante cualquier situación, búscale el lado positivo y siempre lo vas a encontrar. La perseverancia te lleva al éxito”, terminó el comerciante Carlos Torres Núñez.