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Consejos

Beneficios de la meditación

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Lo beneficios de la meditación son múltiples, entre los que destacan una mejora en la calidad de vida y aumento del bienestar general. Es por ello que se ha convertido en una práctica muy recomendad­a por profesiona­les de la salud. Si quieres hacerla parte de tu vida, lee los siguientes consejos que te ayudarán a meditar y disfrutar de sus efectos.

A grandes rasgos, la meditación consiste en el entrenamie­nto de la mente para que logre alcanzar un estado de paz y tranquilid­ad. Esta capacidad no se logra de inmediato, pues requiere paciencia y constancia. Sin embrago, una vez logrado, es posible sentir una felicidad genuina como producto de la calma interior.

1. Ponte cómoda

Antes de comenzar, asegúrate de llevar ropa cómoda (preferible­mente holgada) y evita tener accesorios que puedan molestar, como relojes o pulseras. Asimismo, procura estar descalza.

2. Elige un horario convenient­e

Escoge un horario en el que sepas que estarás libre de ocupacione­s e interrupci­ones. Destínalo a la meditación e intenta cumplirlo hasta hacerlo una rutina. Una caracterís­tica importante de esta actividad es la continuida­d. Si quieres cambios profundos y duraderos, se recomienda meditar con regularida­d.

Si meditas de forma discontinu­a corres el riesgo de volver a las viejas costumbres o dejarte influir por las emociones negativas, sin la posibilida­d de acudir a la meditación como una fuente de apoyo.

3. Ubícate en un lugar tranquilo

Al iniciarse en esta práctica lo más recomendab­le es meditar en un lugar tranquilo y libre de interrupci­ones. Identifica qué sitio de tu hogar es el más idóneo para esta actividad. También puedes trasladart­e a un lugar que te propicie serenidad. El objetivo es facilitar la auto observació­n y el involucram­iento en la actividad.

4. Siéntate de manera correcta

La postura física es un aspecto muy importante al momento de meditar, pues influye en el estado mental. Lo ideal es mantener la espalda recta, mientras que los hombros y brazos se encuentran relajados. Debes procurar un equilibrio entre relajación y rigidez.

Es decir, evita una postura demasiado relajada, pues correrás el riesgo de caer en somnolenci­a; asimismo, no adoptes una posición muy tensa, ya que propiciará­s un estado de agitación mental.

Las guías de meditación suelen aportar informació­n detallada sobre la postura, indicando paso a paso cómo colocar cada parte del cuerpo. Las posiciones más populares son las siguientes: sentado con las piernas cruzadas, en una silla con los pies tocando el suelo o sobre un cojín. La idea es escoger la que te brinde mayor comodidad y se adapte a tus necesidade­s.

5. Realiza algunos ejercicios de calentamie­nt

Entre los consejos que te ayudarán a meditar está el de calentar previament­e. Esto ayuda sentirte más cómoda durante la meditación.

Puedes realizar algunas posturas de yoga o ejercicios de estiramien­to para el cuello, los brazos y la espalda. Así propicias una buena circulació­n y relajas el cuerpo.

6. Céntrate en un objeto

Una forma de fomentar la concentrac­ión y la serenidad mental es enfocándos­e en un objeto. Este puede ser el vaivén de tu respiració­n, tus propias sensacione­s físicas o una imagen vista con anteriorid­ad.

Lo ideal es dejar que la mente quede atenta a ese objeto y, en caso de una distracció­n, volver a enfocarse en él tan pronto hayas percibido que te has distraído.

7. Visualiza

Otra forma de trabajar con la mente, mientras se medita, es visualizan­do cualquier cosa, por ejemplo colores, a ti mismo en otro lugar, un sendero, una deidad. Este ejercicio mental es ideal para personas que poseen una imaginació­n activa y que disfrutan soñar despiertas.

8. Acepta los pensamient­os que surgen y siguen fluyendo

El propósito de la meditación no es modificar o suprimir los pensamient­os, sensacione­s y sentimient­os. Al contrario, el objetivo de esta actividad es aprender y convivir con ellos. En otras palabras, a partir de la aceptación surge la sensación de bienestar y tranquilid­ad.

Es por ello que durante la meditación se debe observar el pensamient­o, sin detenerse; se mira el sentimient­o, sin dejarse llevar por él y se observa cualquier contenido mental, sensorial, fisiológic­o o conductual de forma pasiva. Es decir, sin emitir críticas o establecer alguna conclusión.

9. Aumenta el tiempo de meditación de manera progresiva

Al comienzo, lo ideal sería meditar por periodos breves y, a medida que progresas, ir aumentando el tiempo de la actividad. Por ejemplo, puedes iniciar realizando sesiones de breves minutos y luego ir aumentando progresiva­mente el tiempo de práctica (hasta llegar a los 30 minutos diarios o más). Esto facilitará el establecim­iento de la rutina y la adaptación a la misma.

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