El origen del Bluetooth
En la era digital, la conectividad es todo un pilar en la vida cotidiana. Desde compartir archivos entre dispositivos móviles hasta disfrutar de música en un altavoz sin necesidad de cables de por medio, la tecnología Bluetooth ha desempeñado un papel crucial en nuestra capacidad para comunicarnos de forma inalámbrica.
Desde su concepción como una auténtica idea revolucionaria, hasta las versiones más recientes, el Bluetooth ha evolucionado de forma constante, permitiendo a los usuarios conectar una amplia variedad de dispositivos sin necesidad de cables de por medio.
Esta tecnología surgió a principios de la década de 1990, cuando la conexión por cableado estaba a la orden del día y los dispositivos tecnológicos se colaban de forma casi inevitable en las viviendas.
Por ello, ante la oportunidad, un grupo de empresas líderes en tecnología, entre ellas Ericcson, Nokia e IBM; se propusieron desarrollar una solución inalámbrica.
El esfuerzo colaborativo por ahorrar espacio y recursos tecnológicos condujo al nacimiento del “Bluetooth” a mediado de la década de los 90, en el año 1994.
El primer enfoque que se le dio a esta tecnología estaba dirigido al estaba dirigido a la conectividad de voz, es decir, al reconocimiento de voz por parte del usuario.
Con el paso del tiempo, este propósito se expandió para abordar también la transferencia de datos y la conexión de una gran cantidad de dispositivos, incluyendo teléfonos móviles, auriculares, impresoras o altavoces.
Para lograr un funcionamiento eficaz, el Bluetooth usa una combinación de principios que permiten esa transmisión de datos de manera rápida e inalámbrica.
Todas estas funciones son posibles gracias a la emisión de ondas de radio, un tipo de ondas electromagnéticas que oscilan en un rango de frecuencias que permiten el transporte de información de un dispositivo a otro.