Ayer los satanizaron; hoy, Cuen y Vargas sostienen a Rocha
Cuatro son los pilares que mantienen firme la construcción del proyecto político que tanto trabajo costó levantar a Rubén Rocha Moya, quien sigue fuerte como “el horcón de en medio”, dijeran en su natal Batequitas.
Cuatro, señoras y señores, sólo cuatro personas en la campaña del candidato a gobernador del partido hegemónico de este país, que en la anterior elección arrasó con la mayoría en el Congreso del Estado, las dos senadurías, las siete diputaciones federales, la mitad de las alcaldías y la Presidencia de la República.
Supo el doctor Rocha aprovechar el momento porque, como el gran político que es, maneja con maestría el sentido de la oportunidad, una suerte de ciencia exacta. Así llegó al primer lugar de preferencias que ha mantenido desde hace dos años.
Hoy, sin embargo, se enfrenta a la apatía de esa parte de la izquierda programada genéticamente para perder. He allí la gran diferencia entre Rocha y sus correligionarios: él trabaja para ganar; la derrota no es opción.
Curiosamente, de los cuatro pilares del rochismo en este momento, solo uno es morenista: el brazo derecho del doctor en la creación del andamiaje que lo encumbró en los pronósticos electorales, el maestro Feliciano Castro Meléndrez, quien se parte en dos para hacer su campaña como candidato a diputado por el distrito 13 y, al mismo tiempo, participar con denuedo en la de su amigo Rubén. Eneyda Rocha Ruiz, la primogénita del candidato a gobernador, emerge con fuerza creciente como otro pilar de la campaña, al desarrollar una exitosa agenda alterna de proselitismo con mujeres y jóvenes.
Para sorpresa de todos, Gerardo Vargas Landeros, candidato a la alcaldía de Ahome, no solo resolvió “en tres patadas” la rebelión en la granja en su municipio, sino que da el extra y, con su sólida estructura Fuerza Trébol, trabaja en favor de Rubén Rocha en todo el estado.
El otro pilar, que no es el cuarto sino en realidad el primero porque así lo demuestra el balance de la semana inicial de campaña, es Héctor Melesio Cuen, el presidente del PAS, que lleva al senador con licencia como candidato común y ha recorrido con él los 18 municipios del estado en esta etapa. Son pasistas, más que morenistas, quienes han dado vistosidad y ánimo triunfador a todos los actos del abanderado de Morena-PAS a la gubernatura.
En tanto, los liderazgos morenistas lanzan fuego amigo o bien, se mantienen de brazos caídos, enojados porque Rubén Rocha Moya hace política de verdad, no grilla facciosa tan patética como improductiva.
NO SE VAYAN CON LA FINTA. Otro, muy otro, es el caso PRI-PAN-PRD, cuya alianza funciona como la máquina mejor aceitada del mundo. De allí su ascenso exponencial en las intenciones de voto en cuestión de semanas.
No se equivoquen, como dicen los políticos: las renuncias de los candidatos del tricolor a las alcaldías de San Ignacio, Fernando Sandoval, y de Concordia, Esmeralda Zataráin, en un lapso de 14 días (27 de marzo y 11 de abril, respectivamente) “por motivos personales”, sin hacer alharaca y firmes en su apoyo al frente amplio, son parte de una operación política de gran calado a cargo de Ricardo Madrid, cuyo trabajo ya no es de tejido fino, sino de alta costura (haute couture, dirían los franceses y también La Rosalía). Un sofisticado engranaje bajo el sello de la “Realpolitik”, cuyo fin inmediato es ganar la elección constitucional, en aras de un propósito mayor: salvaguardar los intereses del pueblo sinaloense a través de acciones pragmáticas, más allá de ideologías. En conclusión: la alianza Va por Sinaloa es total, y los resultados los veremos más temprano que tarde.