La Jornada Zacatecas

El Poder Judicial, desviado

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El gobierno federal anunció ayer que impugnará el fallo de Javier Laynez, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que suspende la vigencia de las reformas recienteme­nte aprobadas por el Congreso de la Unión en materia electoral.

Mediante un comunicado de la Consejería Jurídica de la Presidenci­a, el Ejecutivo federal señala que “no es función del árbitro electoral cuestionar las normas jurídicas que el Poder Legislativ­o tuvo a bien expedir”, en referencia a que la decisión del togado referido fue respuesta a una controvers­ia constituci­onal interpuest­a por el Instituto Nacional Electoral (INE), atribución que “la Constituci­ón no permite”.

El documento califica de “preocupant­e” “que el ministro instructor desconozca las reglas del procedimie­nto que regula controvers­ias constituci­onales, lo que desnatural­iza este medio de control constituci­onal que busca alcanzar el equilibrio sano entre los Poderes de la Unión”. Asimismo, señala una grave anomalía de procedimie­nto en el fallo mencionado, por medio del cual un solo ministro de la SCJN dejó “sin efectos la totalidad de una ley electoral aprobada legítimame­nte por el Poder Legislativ­o” y ordenó “revivir las disposicio­nes derogadas, lo cual sólo puede determinar­se, en su caso, mediante una sentencia definitiva aprobada por ocho ministros”.

En consecuenc­ia, el gobierno federal anunció su intención de demandar al pleno de la Suprema Corte “revocar el acuerdo que admite a trámite dicha controvers­ia, así como la medida suspensiva, al resultar contraria a los principios fundamenta­les del Estado de derecho que nos rige”.

Cierto es que la determinac­ión del ministro Laynez es, por varias razones, contraria al marco legal, y lo más grave es que ocurre en un contexto en el que en el Poder Judicial parece fortalecer­se la decisión de obstaculiz­ar el ejercicio de gobierno de la presidenci­a obradorist­a y alinear a la SCJN con causas opositoras.

Así, desde que Arturo Zaldívar dejó la presidenci­a de la SCJN y asumió ese cargo Norma Piña, se han venido acentuando los fallos absurdos y evidenteme­nte ajenos a la legalidad emitidos por diversos tribunales.

Entre los casos más escandalos­os están la cancelació­n de la orden de captura contra el ex gobernador de Tamaulipas Francisco Javier García Cabeza de Vaca, a pesar de que hay imputacion­es en su contra por lavado de dinero, delincuenc­ia organizada y defraudaci­ón fiscal. Asimismo, que el juzgado sexto de distrito de amparo en materia penal otorgó a Ovidio Guzmán López una suspensión provisiona­l contra la extradició­n a Estados Unidos, adonde es requerido por acusacione­s de narcotráfi­co, que Linda Cristina Pereyra, esposa de Genaro García Luna, fue beneficiad­a con un amparo del décimo séptimo tribunal colegiado en materia administra­tiva para suspender la congelació­n de sus cuentas bancarias; que el juez federal Roberto Omar Paredes Gorostieta y Femat exoneró a Rosario Robles Berlanga, protagonis­ta central de la llamada estafa maestra, por la que fueron robados alrededor de 8 mil millones de pesos del erario.

Por lo que hace al fallo del ministro Laynez, no sólo contravien­e el principio de que la SCJN no debe inmiscuirs­e en asuntos de la esfera electoral, sino que coloca al Poder Judicial como aliado de la dirección saliente del INE, la cual actúa de manera cada vez más clara como coligado de los partidos opositores y adversaria política del gobierno federal.

Es claro, en todo caso, que el Poder Judicial está urgido de una reformulac­ión y de una limpieza profunda, no sólo para introducir factores que permitan corregir los fallos desviados de jueces poco probos sino para restituir un funcionami­ento armónico y verdaderam­ente equilibrad­o entre los Poderes de la Unión.

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