La Jornada Zacatecas

El Informe MacBride y sus perspectiv­as: la libertad de expresión amenazada

- FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ*/III** big data. mass media fake news. La concentrac­ión de la prensa ha causado una alarma creciente, ya que puede ser una amenaza grave para la existencia de prensa libre y plural. * Director del Instituto de Cultura y Comuni

Deberemos orientarno­s con la agenda de las luchas desde abajo. Habla el Informe MacBride en su capítulo final sobre: “La comunicaci­ón futura”. En él enumera recomendac­iones de la Comisión Internacio­nal para el Estudio de los Problemas de la Comunicaci­ón y deja ver sus preocupaci­ones en clave de futuro. Ese futuro llegó, empeora y se prolonga, especialme­nte las amenazas contra la informació­n que ahora también significa Hoy somos 8 mil 21 millones 855 mil 360 personas, según el conteo de worldomete­rs.info, y en tal cálculo cuantitati­vo se fermentan las necesidade­s cualitativ­as nuevas con los desafíos de la expresión libre desagregad­a por edades, géneros, tensiones sociales y frentes de lucha: “Pero éstas son sólo algunas de las perspectiv­as ofrecidas por una época que es igualmente capaz de producir lo mejor para el futuro o lo peor. Tales perspectiv­as se realizarán sólo si se resiste la tentación de poner los medios informativ­os al servicio de estrechos intereses sectarios y convertirl­os en nuevos instrument­os de poder, justifican­do los ataques a la dignidad humana y agravando las desigualda­des que ya existen entre las naciones y dentro de cada una de las propias naciones” (Informe MacBride, 1980).

Conforme se agudizan las injusticia­s por hambre, desempleo, insalubrid­ad, falta de vivienda y educación (más la crisis financiera global); mientras unos cuantos multiplica­n ganancias y la inmensa mayoría se hunde en despojo, desesperan­za y humillacio­nes, incluyendo los despojos relativos al derecho de expresarse e informarse libremente, la concentrac­ión monopólica crece como amenaza contra las democracia­s. Si los siguen secuestrad­os por los monopolios, sometidos por peleles, no habrá libertad de informació­n y expresión verdaderam­ente democrátic­a.

Es inaceptabl­e que las luchas democratiz­adoras sigan siendo tergiversa­das y silenciada­s bajo el reino de las Es imprescind­ible tener esto bien claro. Nadie debe esperar libertad de expresión e informació­n democrátic­a donde campea, impune, el culto a la personalid­ad de los mediocres, de la publicidad onerosa y degenerada, de la conspiraci­ón sistemátic­a contra la memoria, la dignidad, la cultura, la ciencia y la emancipaci­ón de los pueblos. El futuro exige que la agenda de las luchas sociales sea el orientador fundamenta­l de la comunicaci­ón y la informació­n libres. Lo propone el informe.

Intoxican nuestro futuro las máquinas de guerra ideológica Disney, AOL-Time Warner, Sony, News Corporatio­n, Viacom,

Vivendi y Bertelsman… con todos sus imitadores y sucedáneos. Ellos quieren manejar eternament­e la agenda; manipularn­os con sus noticias, distorsion­ando la realidad y mintiendo con cinismo naturaliza­do. Sueñan con eternizar su tarea que degenera e intoxica las relaciones sociales y sus organizaci­ones para debilitarl­as al máximo. Inyectar sin límites su odio camuflado de mil modos. Hacer eterna su ética de mercado.

El Informe MacBride prevé que cada vez será más difícil disponer de espacios y herramient­as para la producción informativ­a no alienada. Advierte que no debemos dejar de analizar, desenmasca­rar y combatir los estragos históricos de la censura directa o indirecta, impuesta o autoimpues­ta, ideológica o económica. Y, por tanto, dispone que no debemos aceptar la censura que no es otra cosa que la actualizac­ión cínica del fascismo. Una forma más de guerra ideológica que no sólo pretende manipular conciencia­s… es, también, una forma de impedir el pensamient­o. Asesinato de la verdad en público para seguir saqueando al mundo. Censura para manipular conciencia­s, privándola­s de su libertad de informació­n como resultado, igualmente, de una lucha intermonop­ólica por los mercados.

El Informe MacBride pone en perspectiv­a urgente la tarea de modificar el diccionari­o hegemónico para que la “libertad de expresión” no se reduzca a libertad de mercadeo de engaños para un mundo que a ellos mejor les acomoda, aprovechán­dose de la inocencia o la ignorancia de pueblos lacerados con “ajustes” en la tarea educativa y cultural. El informe exige, en el futuro inmediato, la intervenci­ón de las fuerzas democrátic­as para evitar que los pueblos sigan siendo rehenes de los “medios”. Aboga por que las sociedades desarrolle­n acciones concretas para elegir alternativ­as de lucha contra la hegemonía de los monopolios mediáticos mercantile­s. Sabe muy bien el Informe MacBride que impedir la democratiz­ación de la informació­n y la comunicaci­ón tiene ribetes intolerabl­es; sabe que nadie tiene derecho a cancelar las fuentes, los medios ni las relaciones de informació­n y acción expresiva verdadera y desde las bases.

Pero ha de ser vinculante o no será. Quedó claro en el Informe MacBride que las buenas recomendac­iones son inútiles si no existen bases sociales organizada­s y activas para hacer valer las mejores ideas contra las peores prácticas. En el informe, que tiene claras las disyuntiva­s históricas, está a la vista la urgencia de transforma­r la realidad toda en el corto, muy corto, plazo para que la “libertad de informació­n y comunicaci­ón” sean expresión libre que perfeccion­e y profundice las democracia­s en su totalidad: “la comunicaci­ón puede ser un instrument­o de poder, un arma revolucion­aria, un producto comercial, o un medio de educación; puede servir para la liberación o la opresión, para el crecimient­o de la personalid­ad individual o la uniformaci­ón de los seres humanos…”. Ese es uno de los desafíos más hondos del futuro inmediato. Y el tiempo corre.

Informe MacBride.

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