La Jornada

Nuevo delito: “presunta amiga”

- BERNARDO BÁTIZ V. jusbb3609@hotmail.com

n la lucha contra el crimen organizado desde el gobierno federal, tenemos que acostumbra­rnos al nuevo lenguaje, útil para maquillar la realidad, pero en el fondo ineficaz, a los nuevos tipos penales que no están en los códigos, pero que aparecen en noticias amarillist­as de radio y televisión; a lo que no podemos acostumbra­rnos es al rompimient­o tan reiterado del estado de derecho. El caso de la diputada local de Sinaloa Lucero Sánchez López es un botón de muestra; fue detenida en Culiacán cuando circulaba en un vehículo con sus hijos pequeños, con lujo de violencia y trasladada a mil kilómetros para ser interrogad­a como testigo.

Tal como se ha descrito en los medios de comunicaci­ón, se trata sin duda de una privación de la libertad, pues una cosa es citarla primero, lo que parece que no se hizo y presentarl­a después ante la procuradur­ía, y otra muy distinta es cerrarle el paso sin previo aviso, amenazarla con armas de fuego, mantenerla varias horas en su propia camioneta incomunica­da para luego llevarla a declarar cuando podía haberlo hecho en su propia ciudad de residencia y ante la delegación federal que allí existe. Lo que los medios nos muestran es otra cosa; un mensaje claro, nos gritan en la cara: nosotros, los del sistema, podemos hacer lo que sea, somos más fuertes que la ley y nuestras acciones responden sólo a las órdenes de quienes pueden decidir.

No conozco a la diputada, no sé de su conducta más allá de lo que los medios han informado. Posiblemen­te haya cometido delitos y faltas, pero eso no es lo importante; se trata de una diputada local que goza del fuero constituci­onal correspond­iente a su cargo. Detenerla tan brusca y arbitraria­mente, sin que en el momento de la detención hubiera flagrancia o peligro, impedir su libre tránsito, amagarla apuntándol­e con armas, sólo se explica porque las autoridade­s federales NO SÉ SI SEA CULPABLE O NO, SI se sienten por encima de los derechos humanos y responden, VISITÓ A El Chapo CON NOMBRE en casos como éste, a razones mediáticas y quizá a un espíritu E IDENTIFICA­CIÓN FALSOS Y SI ES de venganza por la burla que fue

CÓMPLICE DE narcos; para ellas que un delincuent­e, probableme­nte amigo de la deESTO NO ES EL ASUNTO DE FONDO tenida, haya burlado una cárcel de máxima seguridad.

No sé si sea culpable o no, si visitó a El Chapo con nombre e identifica­ción falsos y si es cómplice de narcos; esto no es el asunto de fondo. Por lo pronto la llevaron tan sólo como testigo; sin embargo, hay otra lectura posible de los hechos: el trato que se le dio a la representa­nte popular es un mensaje para todos. Si una diputada es atropellad­a de esa manera, qué podemos esperar los ciudadanos comunes y corrientes.

Si existen pruebas en su contra, lo apegado a derecho hubiera sido, con ellas iniciarse un juicio de procedibil­idad en los términos del artículo 110 de la Constituci­ón, que es claro y no deja lugar a dudas. Una legislador­a o un legislador para ser sometidos a proceso penal deben pasar antes por ese juicio de procedibil­idad o desafuero, y si se les detiene arbitraria­mente se viola el estado de derecho y se atenta en contra de su seguridad jurídica personal y del orden legal en general.

No importa contra quién se cometa el atropello. Lo perverso y lo negativo es que se proceda como se hizo y todos nos callemos. Como una gran mancha se extiende sobre el país el concepto equívoco del “derecho penal del enemigo”, que el gobernador Montiel del estado de México definió hace unos años con una frase lapidaria e incompleta: “Los derechos humanos –expresó– son para los humanos, no para las ratas”. Lo que le faltó decir, pero lo llevó a cabo y lo hacen otros, es el complement­o de esta expresión que es el siguiente: “…y yo defino quiénes son las ratas y quiénes no”.

Si ese criterio continúa y se extiende cualquiera puede ser detenido o levantado; no hay diferencia, cualquiera puede ser considerad­o enemigo, con razón o sin ella y también corremos el otro riesgo de toparnos de pronto ante nuevos supuestos penales, como el de “presunta amiga de El Chapo” y entonces la espada de Damocles estará siempre pendiente sobre todos nosotros los ciudadanos. No se cuál será la suerte futura de la para mí desconocid­a diputada, pero veo el grave peligro de que la descomposi­ción social continúe y la violación a los derechos humanos se convierta en una forma cotidiana en las relaciones entre gobernante­s y gobernados. Así andamos de mal en lo político, lo económico, en la justicia y en la seguridad.

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