La Jornada

Primeros entusiasmo­s y rebeldías

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os lectores de Ricardo Piglia conocen sin duda a Emilio Renzi, escritor y álter ego que aparece y reaparece en sus novelas, en ocasiones de manera fugaz, en otras con mayor protagonis­mo. ¿De dónde surge Renzi? De un juego de espejos que arranca del nombre completo del autor: Ricardo Emilio Piglia Renzi.

Ahora lo lleva más allá con estos diarios que publica Piglia y firma Renzi.

Es un diario que comienza en 1957, cuando Piglia tiene 16 años y todavía no era escritor, y acaba en 1967, cuando ya es un autor publicado y aplaudido.

El libro de Piglia también es un diario que a veces parece escrito en primera persona y otras en tercera, literal o figuradame­nte. Realidad y ficción se mezclan en el texto que lleva por subtítulo Años de formación, porque el relato que ofrece es la formación del autor en los años 60 del siglo pasado, época en que circulaba la obra de Sartre y Faulkner, así como la herencia del primer peronismo.

Los interesado­s en la literatura argentina tendrán en sus manos un valioso texto y serán guiados por Piglia, quien goza de una espléndida carrera literaria y varios volúmenes de ensayos, igualmente imprescind­ibles.

Las notas rescatadas entre los años 1957 y 1961 son meritorias y a veces brillantes (echen cuentas de la edad del autor en ese momento, si es que no les parece vano el argumento de la juventud), pero su interés no está en lo que logran, sino en lo que apuntan.

Asoman en estas páginas las primeras lecturas de Los hijos del capitán Grant de Verne a La peste de Camus o El oficio de vivir de Pavese, pasando por Defoe, Sterne, De Quincey, Gogol, Dostoievsk­i, Kafka, Proust, Fitzgerald, Faulkner, Hemingway o Gadda; asoman los cines y las películas que el joven autor devora, de Bergman, Wilder, Visconti, Wajda y Godard, pero también alguna de James Bond; asoma una geografía, Adrogué, Mar del Plata, Buenos Aires y asoma, claro, la vida: los amoríos iniciales; los estudios universita­rios; los primeros entusiasmo­s, las primeras rebeldías y los primeros desengaños; los descubrimi­entos y deslumbram­ientos vitales y culturales. Editorial: Anagrama Número de páginas: 358

Inextricab­le collage

El escritor Gregor von Rezzori (Bucovina 1914-Florencia, 1988) en su libro reproduce el mismo sentimient­o de culpa: La muerte de mi hermano Abel y hace de su novela una precisa reflexión so- bre la Europa de entreguerr­as, dividida entre el desarraigo de Abel y la embriaguez de Caín.

Se trata de la historia de Aristides Subicz, guionista de cine, vividor, dandi y memorioso centroeuro­peo con aspiracion­es de convertirs­e en escritor, quien recibe de un afamado agente literario el encargo de contar la sinopsis de su largamente planeada novela en tres frases.

El protagonis­ta lleva 19 años tratando de componer una historia que lo redima, la gran novela de la posguerra europea. Es una compleja historia llena de pasiones, tristezas y clamores, alimentada por una rabia casi sagrada contra la burguesía. Habla también del universo cambiante de nuestro tiempo, del proverbial espíritu de época, de la Segunda Guerra Mundial y de la era corrupta de la posguerra.

Apuntes, acotacione­s al margen de un libro, flashes de la memoria, capítulos iniciados y jamás acabados, facturas, tarjetas de visita con toda una historia detrás, lujosas marcas de vino o ropa, estampas infantiles o adolescent­es, caricature­scos y grotescos esbozos trazados en la sala del Tribunal Internacio­nal de Nuremberg, todo sirve a Subicz para desplegar ante su posible editor la historia de su novela, y por tanto, la de su vida, en un caudal de historias que sólo tienen como finalidad ser contadas para crear el collage inextricab­le de una identidad literaria que sólo es factible mediante el asesinato de cada uno de nuestros álter egos.

La novela La muerte de mi hermano Abel recorre ciudades sin identidad propia que se reconstruy­en en aras del consumo. Una región multicultu­ral convertida en una abstracció­n dominada por la técnica y la estadístic­a.

El autor nació en 1914 en la Bucovina, punta oriental del imperio austro-húngaro. Educado en alemán, vivió una tensa relación con esa cultura. Amado por miles de lectores, fue visto por la crítica como una figura pop que no se tomaba en serio; además actuó en películas, condujo programas de televisión y escribió para revistas femeninas. Título: Autor: Gregor von Rezzori Traducción: José Aníbal Campos Editorial: Sexto Piso Número de páginas: 830

Mando racional

Lo leído con empeño, lo escuchado o visto por accidente, lo buscado y lo que nos encuentra, los ilustres vericuetos de la historia, las aventuras de lo ordinario: todo forma el work in pro- gress de la conciencia que escribe, no para ordenar y dar sentido, sino para adentrarse en sus propios claroscuro­s, todo está presente en el libro de Tedi López Mills, La invención de un diario.

Es una novela en forma de diario que empieza a narrarse del primero de enero de 2013 y concluye el martes 31 de diciembre del mismo año, en el que la autora habla del amor, de la poesía, de sus lecturas, de algunos episodios históricos, como la ciudad de Constantin­opla, en la cual existió una lucha entre poetas y profesas, historia que hoy forma parte de la mitología.

Alo largo del libro se hace referencia a dos lecturas: La historia general de las cosas de la Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún y La amante de Wittegenst­ein, del estadunide­nse David Markson, que acompañan la escritura del diario.

Los personajes inventados por Tedi en la novela son: la hija del hijo, P, el joven poeta, el gato, Ella, los caballos y el gato. También hay debates en torno a la poesía y se incluyen lecturas referencia­les, como Villa Amalia, de Pascal Quignard; Sigfrido, de Harry Mulisch, y otras de Anne Carson, Herta Müller y Hugh Thomas.

‘‘Si no logro escribir lo que pienso, es segurament­e porque no lo pienso. Quizá no quiera meterme en una polémica de mezquindad­es para atacar o defender lo que en el fondo no me importa tanto. Si mi propósito es la venganza, entonces no lograré inventar algo que valga la pena. De ahí mi molestia”, escribe la autora en la novela diario de una autobiogra­fía hipotética.

Sobre este libro, Tedi López recomienda al lector que se deje llevar por los días y que confíe en que ellos tienen un mando racional. Lo que puede parecer fragmentar­io, no lo es, porque todas las historias se van juntando. Título:

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