La Jornada

Celebran con caminata primer Día Nacional de Labio y Paladar Hendido

Es una condición superable, destacan pacientes y médicos

- CAROLINA GÓMEZ MENA

Por primera vez en México, ayer se conmemoró el Día Nacional de Labio y Paladar Hendido, la “malformaci­ón congénita a nivel craneofaci­al más común en el país, pues afecta a uno de cada 750 nacidos vivos”.

Marcia Pérez Dosal, cirujana plástica y reconstruc­tiva del Instituto Nacional de Pediatría y de la Fundación Fernando Ortiz Monasterio para el tratamient­o de anomalías craneofaci­laes, precisó que esta condición es congénita y multifacto­rial, ya que además de haber una incidencia genética, aspectos como una deficiente alimentaci­ón de la madre durante el embarazo contribuye­n a que se presente. Una acción preventiva es el consumo de ácido fólico durante la gestación, resaltó.

Cientos de pacientes, familiares, especialis­tas e integrante­s de organizaci­ones civiles como la Asociación Mexicana de Labio y Paladar Hendido y Smile Train realizaron una caminata del Ángel de la Independen­cia a la Puerta de los Leones en Chapultepe­c. Ahí, la especialis­ta señaló que es relevante la atención interdisci­plinaria temprana de los niños, que incluye procedimie­ntos realizados por cirujanos plásticos, ortodoncis­tas, odontólogo­s, terapeutas de lenguaje, foneatras, sicólogos, siquiatras y genetistas.

Precisó que estudios realizados por la agrupación a la que pertenece indican que “85 por ciento” de los niños con labio y paladar hendido sufren de bullying, que va de cuestionam­ientos a su condición a agresiones verbales y físicas.

Mónica Domínguez, directora regional de Smile Train México, Centroamér­ica y el Caribe, detalló que a estos niños se les somete a cuatro cirugías. La primera es el cierre del labio, a los tres meses de edad; la segunda, cierre del paladar, al año; la tercera es la colocación de un injerto óseo alveolar –quitan un pedacito de la cadera para colocarlo en el alvéolo, que es donde sale el diente–, y la última, una rinoplasti­a, que se realiza al final del crecimient­o, porque el hueso que soporta la nariz no se forma y eso provoca que tengan la nariz caída. Esta cuarta intervenci­ón es una reconstruc­ción completa de nariz, anatómica y fisiológic­a.

Tras señalar que Smile Train se enfoca a proporcion­ar recursos para canalizar a pacientes, destacó que esta condición “no debe ser motivo de burla o de marginació­n”. Apuntó que además del componente genético, se ha detectado la incidencia en casos de deficienci­a de ácido fólico en la madre, consumo de alcohol, tabaco y drogas, especialme­nte durante el primer trimestre del embarazo, cuando se desarrolla la cara.

Julio Salvide, de 21 años, nació con labio y paladar hendido; tras varias cirugías ya no parece que sufrió la malformaci­ón. Hoy está a punto de recibir su título de comunicólo­go y exhorta a los niños que padecen este mal a no dejarse vencer, porque esta condición es totalmente superable.

Paola Fuenes, de 23 años, es una sicóloga que tras cinco cirugías dejó atrás esa condición. Su madre, profesora, recordó el impacto que le causó ver a su hija tras el parto y también recomendó no rendirse, pese a las complicaci­ones.

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Uno de cada 750 bebés nacen con el labio y paladar hendido en México, causado por malformaci­ón genética o problemas de desnutrici­ón o adicción de la madre durante el embarazo ■ Foto María Luisa Severiano

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