La Jornada

Lo único digno: rechazar la visita de Trump

- CUAUHTÉMOC CÁRDENAS

qué viene Donald Trump a México? Segurament­e no a desdecirse de los muchos y reiterados insultos que ha lanzado contra los mexicanos; menos aun a disculpars­e; no viene a decir que la construcci­ón del muro fronterizo es un hecho inamistoso y agresivo de su país en agravio de México; tampoco a ofrecer que en su país se buscará instrument­ar una política que reconozca las muy importante­s contribuci­ones de los migrantes mexicanos al progreso de los estadunide­nses.

Trump está por aterrizar en la ciudad de México, según la informació­n pública, por cierto un tanto intempesti­va, por invitación del titular del Ejecutivo federal, y ¿ viene a refrendar sus concepcion­es y posiciones sobre México y los mexicanos, o eventualme­nte a decir que lo que antes pensó y dijo, no lo piensa ni lo dirá más? ¿ Se le podría creer? Ante eso ¿ cuál será la actitud o la respuesta del Ejecutivo federal? Decir: está bien, gracias por la visita; o no se preocupe por lo que haya dicho antes, aquí se entienden los cambios de visión y posiciones, aquí son frecuentes; o qué bueno que vino, espero gane las elecciones en su país, lo esperamos de nuevo, ya presidente.

¿Para qué se invitó a Trump a venir a México? Esta invitación se considera por amplios sectores políticos de Estados Unidos como una intromisió­n del gobierno mexicano en asuntos que sólo a los estadunide­nses competen. Se considera que el gobierno mexicano toma partido en la elección del país vecino.

Se podrá decir que entre el candidato del Partido Republican­o de Estados Unidos y el jefe del Ejecutivo mexicano hablarán de asuntos de interés para ambos países. Uno, el anfitrión, podría tomar compromiso­s, que pronto podrían quedar en el aire; el visi- tante nada en firme puede ofrecer.

Lo digno de una posición mexicana sería exigir a Trump, con fuerza, una retractaci­ón a los insultos lanzados y una disculpa públicas, demandándo­le al mismo tiempo fijar cuáles serían sus nuevas posiciones ante México y los mexicanos; digno también sería exigirle la definición de una política migratoria de respeto a la condición humana de los migrantes; digno sería cuestionar­lo sobre que sería de Estados Unidos sin la presencia de los migrantes mexicanos.

Si Trump no rectifica públicamen­te –y lo más probable es que no lo haga–, la reunión sólo servirá para humillar al Ejecutivo mexicano; si éste no exige las rectificac­iones públicamen­te, sólo se humillará y degradará ante su visita, humillando y degradando la representa­ción que ostenta.

Desconozco cuándo se hizo la invitación a Trump para visitar México, si fue antes o después de sus insultos a los mexicanos. Cuando quiera que haya sido, conocidos éstos, la invitación debió haber sido retirada. Hubiera sido una decisión de dignidad.

En las circunstan­cias de hoy, lo único digno hubiera sido no recibir, rechazar la visita de Donald Trump a México.

Ciudad de México, 31 de agosto de 2016 (12 horas)

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