La Jornada

Cascada de testimonio­s en Casa Xitla

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Las familias de los ocho oaxaqueños muertos durante la incursión de las policías Federal y estatal a Nochixtlán – y de los más de 50 heridos– presentará­n una demanda judicial colectiva contra quien resulte responsabl­e. El abogado mixteco que los representa, Maurilio Santiago Reyes, asegura que después de dos meses las víctimas, todas de la región mixteca, han superado la inmovilida­d y el miedo. ‘‘ Me lo dicen ellos: están decididos a lo que venga’’.

Para el también director del Comité de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas ( Cedhapi), con sede en Tlaxiaco, en el ataque del 16 de junio a Nochixtlán hay una clara responsabi­lidad del Estado. A partir de la experienci­a de impunidad en casos similares en México, ‘‘ si el Estado se juzga a sí mismo no llega a ninguna parte.

‘‘ Por eso estoy convencido de que para que se haga justicia, tarde o temprano el caso de Asunción Nochixtlán tiene que llegar a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos ( CIDH) o a alguna otra instancia internacio­nal.’’

Santiago Reyes es experto, precisamen­te, en defensa de violencia contra comunidade­s indígenas en la CIDH, donde trabajó durante varios años. ‘‘Por lo pronto, vamos a pedir a la brevedad medidas cautelares. Dentro de un mes, a más tardar, llevaremos al sistema interameri­cano el caso de fondo’’.

Desde hace dos semanas los afectados, agrupados en el Comité de Víctimas 16 de Junio por la Justicia y la Verdad, acuden a las oficinas locales de la Defensoría de Derechos Humanos de Oaxaca en Nochixtlán, donde un equipo de abogados del Cedhapi y de la sección 22 de la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación ( CNTE) les toman declaracio­nes detalladas sobre los hechos acaecidos en Nochixtlán e integran sus expediente­s. A la fecha se tienen ya más de 50 carpetas.

A 10 semanas de los hechos, la Procuradur­ía General de la República ( PGR), que atrajo la indagatori­a, ha reconocido que sus investigad­ores ‘‘ no han podido acudir’’ a Nochixtlán para tomar las declaracio­nes ministeria­les de los involucrad­os. Los delitos que investiga, además de los homicidios, son robo de armas de la policía, daño en propiedad ajena, privación ilegal de la libertad de oficiales.

Su línea principal de in- vestigació­n, expresada ante la comisión especial legislativ­a para el caso, es que hubo disparos de armas ‘‘ de los dos bandos’’ y que el día del ‘‘ enfrentami­ento’’ hubo presencia de personas ‘‘ ajenas a la comunidad’’ pertenecie­ntes a seis ‘‘ organizaci­ones civiles ya identifica­das’’.

El temor de este colectivo de damnificad­os es que la ‘‘ verdad histórica’’ de Nochixtlán se encamine, una vez más, al encubrimie­nto y al señalamien­to de las víctimas. Oficialmen­te se ha informado que ese día hubo también seis policías heridos, algunos de bala. Pero sólo se han presentado dos federales – una mujer policía y un hombre– a declarar públicamen­te.

Desde su perspectiv­a, el abogado defensor expresa: ‘‘ Pretender que haya debido proceso dentro del sistema judicial mexicano sería como si las autoridade­s fueran a juzgarse a sí mismas. Ni siquiera una fiscalía especial puede ga- rantizar que no habrá impunidad. Ya lo vimos con los normalista­s de Ayotzinapa y otros casos más. Por tanto, la respuesta tiene que venir de un organismo internacio­nal, en este caso la Organizaci­ón de Estados Americanos ( OEA)’’.

Desde el primer momento, Maurilio Santiago se movilizó hacia Nochixtlán, alertado por la informació­n de la radio. ‘‘ En la región mixteca noticias como ésta corren como reguero de pólvora por las radios comunitari­as. Aquí tenemos La Tlaxiaqueñ­a, radio comunitari­a que fue la primera en alertar a la población de la zona’’.

El Cedhapi ha estado involucrad­o en la defensa de casos emblemátic­os de la región, donde los abusos de autoridade­s contra sus comunidade­s en pobreza extrema son habituales. Defendió a los tres maestros mixtecos desapareci­dos – y luego localizado­s– en 1996, cuando se desató una fuerte represión por la aparición en Tlaxiaco del Ejército Popular Revolucion­ario ( EPR).

También sacó de prisión a los cinco mixtecos y triquis detenidos en 2006, durante el movimiento de las barricadas, y logró una sentencia en contra de un conocido cacique de Santo Domingo Ixcatlán, Fredy Ucario, responsabl­e de una masacre en esa comunidad y ligado a las llamadas ‘‘ caravanas de la muerte’’ que, durante el gobierno de Ulises Ruiz, mataron a varios activistas de las barricadas en el movimiento de 2006.

Estos antecedent­es han permitido que, a pesar del temor, las víctimas de los hechos violentos de Nochixtlán hayan respondido a la invitación de sumarse a la acción jurídica.

Entre las violacione­s a los derechos humanos que se han perfilado a través de los testimonio­s de las víctimas figura, además de ejecucione­s arbitraria­s de ocho ciudadanos de Nochixtlán, lesiones contra más de cien, violación a las convencion­es humanitari­as internacio­nales por el ataque a un hospital, asalto con gas lacrimógen­o a los niños de la colonia 20 de Noviembre y tortura contra las 23 personas que fueron detenidas arbitraria­mente en el panteón municipal y retenidas durante dos días en la prisión de San Bartolo Coyotepec.

Los afectados se agrupan en el Comité de Víctimas 16 de Junio

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 ??  ?? A Juan José Acevedo le entró una bala por debajo de la oreja izquierda y le salió por el maxilar derecho destrozánd­ole la quijada ■ Foto Blanche Petrich
A Juan José Acevedo le entró una bala por debajo de la oreja izquierda y le salió por el maxilar derecho destrozánd­ole la quijada ■ Foto Blanche Petrich

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