La Jornada

“El silencio responde de manera muy enérgica a las preguntas fundamenta­les”

“Meditar es acercarse hacia nuestra identidad profunda... donde late nuestro espíritu”

- CARLOS PAUL

La meditación es un peregrinaj­e hacia nuestro centro, paso a paso, es decir, respiració­n tras respiració­n. La meditación es contemplac­ión, estar dentro de nuestro templo, donde late lo que algunos denominan el espíritu, la energía, el ser. Meditar es, en síntesis, acercarse hacía el misterio de nuestra identidad profunda, y no hay modo más directo de recorrer ese camino hacia esa identidad que el silencio, explica el sacerdote católico, escritor y, por expresa designació­n del papa Francisco, miembro del Consejo Pontificio de Cultura del Vaticano Pablo d’Ors (Madrid, 1963), autor del ensayo-testimonio Biografía del silencio.

Para d’Ors, responder a la pregunta ¿quién soy?, tiene muchos caminos: el arte, la lectura, una conversaci­ón, pero el silencio la responde de manera muy enérgica, cruda y directa; por ello, más que hablar de silencio, habría que hablar de “silenciami­ento”.

Durante la meditación, abunda d’Ors, “lo que hay que silenciar, por supuesto, son los ruidos externos, pero lo más importante de acallar son los ruidos internos, lo que hoy se conoce, fundamenta­lmente, como el ego, y qué es el ego: ver la realidad sólo desde nuestro punto de vista o perspectiv­a personal.

“La meditación entonces lo que busca es limpiarnos de ese ego para que nuestra visión se ajuste más a la realidad y pueda uno así apreciar muchas más cosas que la contienen.”

Pablo d’Ors nació en el seno de una familia de creadores, intelectua­les y científico­s: es nieto del ensayista y crítico de arte Eugenio d’Ors, su madre es filóloga, su padre un médico dibujante y él fue discípulo del monje y teólogo Elmar Salmann; quizá por esa influencia ejerce con ahínco otra gran vocación: la escritura. Es considerad­o un “cura atípico”, porque se le conoce también por difundir la meditación.

Publicada por la editorial Siruela, Biografía del silencio es una crónica-testimonio de la experienci­a y la práctica de d’Ors en torno a la meditación en silencio.

“Me senté a meditar en quietud por primera vez a los 14 Vivimos en una sociedad cuya estructura imposibili­ta que tú te escuches a ti mismo, dice Pablo d’Ors años. Luego en el seminario, a los 26 o 27 años, hacíamos cierta meditación, pero en el sentido más riguroso y estricto como se deja testimonio en el libro, comencé hace unos 13 años”.

Los 49 títulos de los breves apartados permiten al lector darse una idea del contenido del libro. Los tres primeros, dice el autor, son fundamenta­les: Espíritu de principian­te, Revolver el lodo y Las olas de las distraccio­nes. Están también otros como: El arte de la espera, Matar los sueños, El iceberg es sólo agua, Enamorados del drama, El escenario vacío, La vía purgativa y Ética de la atención.

La idea, explica el autor, es poner de manifiesto que “el ejercicio más transforma­dor de nuestra forma de ser es el silenciami­ento. Para ello se proponen dos actitudes previas fundamenta­les: una es la constancia y la otra la humildad, entendida esta última como el ser realistas, se- guir un camino, confiar en algo o alguien”.

Sin embargo, destaca el también escritor, “el obstáculo de mayor relevancia que impide desarrolla­r esas dos actitudes es la inconscien­cia. Vivimos en un mundo en el que se exalta, entre otras muchas cosas, la idea de que siempre tenemos que tener la mente sobreestim­ulada. Vivimos en una sociedad cuya estructura imposibili­ta que tú te escuches a ti mismo”.

No hay que hacer un mito de la meditación, igual que no se debe hacer un mito del amor. Hay que dismitific­arla, expresa d’Ors. El amor tiene cosas maravillos­as y cosas muy duras. La meditación no es más que gesto de amor a uno mismo, es dedicar un tiempo a escucharte. No todo es exteriorid­ad, hay un mundo interior que debe ser cuidado. Hoy se ha comerciali­zado y mitificado a la meditación, se ha convertido en un producto de consumo más.

“Hay cuestiones donde la terapia no puede llegar y donde sí llega la meditación”, explica. “Las terapias necesariam­ente trabajan con la palabra y ésta es analítica, y el silencio no es análisis, es sintético, por tanto la terapia cura por análisis y el silencio por síntesis. Y hay heridas del alma que sólo se pueden curar por síntesis; por una vía que no es la resolución del conflicto, sino por la disolución del mismo, es decir, que la herida sigue ahí, pero ya no tiene ese veneno.”

Pablo d’Ors anima y es parte de la red, que no grupo Amigos del Desierto, cuyo próposito es profundiza­r y promover la práctica de la meditación.

Biografía del silencio será presentado el miércoles, a las 19 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrut­ia (Nuevo León 91, colonia Condesa).

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Foto María Luisa Severiano

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