Descartan evidencia de que la identidad de género sea independiente del sexo
La arquidiócesis divulga resultado de estudio efectuado en EU
La radio comunitaria por Internet de San Juan Guelavía, Oaxaca, ha logrado que los menores de edad vuelvan a hablar zapoteco, que las familias revaloren sus costumbres y cultura, y fue factor importante para que el pueblo de Magdalena Teitipac lograra detener, hace tres años, el proyecto minero a cielo abierto de una empresa canadiense, aunque su lucha no ha concluido, ya que la concesión otorgada por el gobierno federal termina en 2057.
Uno de los retos primordiales de esa radio comunitaria es evitar que el zapoteco “se pierda”, señaló Eleazar García Sánchez, impulsor del proyecto. “A partir de la oleada de la migración de familias a Estados Unidos, al inicio de la década de los años 80 del siglo pasado, empezó un cambio de valores en las comunidades. Hoy, se vuelve a revalorar nuestra forma de ver y de interpretar el mundo; a las prácticas comunitarias para la siembra; a curar alguna enfermedad con plantas medicinales, a una serie de rituales y prácticas culturales que nos hicieron creer que no servían”.
El también pedagogo explicó que la radio puede ser utilizada como una herramienta de enseñanza y aprendizaje; los niños han grabado las pláticas con sus abuelos y padres, así “han rescatado la historia oral de las comunidades y reafirmado su ser zapoteco”. También sirve como un vínculo con los que han migrado a Estados Unidos; en Los Ángeles, California, mantienen viva su cohesión social y su identidad, por ejemplo, se organizan para celebrar la fiesta patronal de San Juan Guelavía.
Comentó que en la lucha que sostuvo en 2013 la comunidad de Magdalena Teitipac contra la explotación minera a cielo abierto, los menores realizaron dos mensajes radiofónicos. “Ellos seleccionaron la música y definieron el mensaje: “¡Que se vayan! La minería es enfermedad y muerte. ¡Que se vayan!, dejen de contaminar; que nos dejen vivir en paz”. De esa manera se sumaron al comité en defensa de la integridad de la comunidad y sensibilizaron sobre la importancia del vínculo hombre-naturaleza. La arquidiócesis de México destacó que la revista estadunidense The New Atlantis, especializada en tecnología, política, sociedad y ética, publicó un estudio sobre sexualidad y género en el que se establece “que no hay evidencia científica que respalde que la identidad de género sea independiente del sexo; es decir, que no hay sustento en aquello tan repetido de ‘soy un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer’, o viceversa”.
En el estudio se analizan algunas teorías del lobby LGBT respecto a la transexualidad, la homosexualidad y la dicotomía género-sexo. Las afirmaciones contenidas en este trabajo fueron realizadas por el siquiatra Lawrence Maier, integrante del Departamento de Siquiatría de la Universidad de Medicina Johns Hopkins y por el sicólogo y siquiatra Paul McHugh, quienes, a partir de una “sistematización de problemas mentales que afectan a los transexuales, señalaron que hay una diferencia entre lo que la gente cree que es la transexualidad y lo que realmente la ciencia revela sobre la misma”.
Sin alteraciones
Mediante el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame), la demarcación religiosa, a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, resaltó que el editor de la mencionada revista, Adam Keiper, explica la necesidad de este exhaustivo estudio de la siguiente manera: “La transexualidad es una de las realidades más complejas de la sexualidad humana; se puede ver como un fraude de la especie, así que necesitábamos explicar, desde el punto de vista de la biología y la sicología, qué es y si genera repercusiones mentales”.
Maier y McHugh sostienen que la realidad biológica no puede ser alterada ni socialmente ni a través de la ciru- gía: “Aunque un niño pequeño sea considerado, incluso por él mismo, una niña, eso no lo convierte biológicamente en ella. Para casi todos los humanos, el sexo biológico es: ‘claro, binario, y estable’, y no puede ser alterado por la cirugía o condicionamientos sociales”.
El estudio señala que la idea de que la orientación sexual “es innata y responde a una realidad biológica” no está apoyada por ninguna evidencia científica; mientras que el sexo biológico sí es una característica innata de las personas.