La Jornada

Me acostumbré a ganar, pero también conozco la derrota, recuerda Longoria

“Sueño por competir en unos JO, sobre todo ahora que estoy en mi mejor momento”

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Cuando ganar es la constante, una derrota se amplifica hasta niveles ensordeced­ores. Paola Longoria, la raquetboli­sta mexicana que duró tres años y ocho meses invicta, hizo de la victoria una rutina en la que el riesgo de perder se convirtió en un monstruo que amenazaba con salir de abajo de la cama en cada competenci­a. Hasta que salió. Después de 152 partidos, el 19 de octubre de 2014 la mexicana recordó lo que significa perder.

“Sufrí mucho, no quería hablar con nadie, pero también me liberó de muchísima presión, porque siempre que jugaba sabía que existía el riesgo de que llegara la derrota que terminaría con mi récord”, recordó.

Hasta que conoció de nuevo el sabor de la derrota Paola pudo liberarse del miedo al fracaso. La ayuda constante de un equipo en el que tiene una sicóloga la hizo más fuerte y le permitió reconocer que la esencia de un deportista es la capacidad de levantarse.

Empezó de nuevo y lo hizo como si redescubri­era el gusto por el juego. Por eso soportó una derrota más, el 7 de marzo de 2015, pero ya no fue un drama. Aunque perder sigue representa­ndo una molestia para ella, acostumbra­da a ganar, hoy sabe lidiar con un fracaso.

“Antes era más vulnerable a perder, pero hoy sé que eso siempre es una posibilida­d, así que me olvidó y sólo salgo a disfrutar el juego”, apuntó Longoria.

Desde esa última derrota no ha vuelto a perder dentro de la gira profesiona­l de raquetbol (LRPT, por sus siglas en inglés), una nueva marca se consolida: 74 victorias consecutiv­as.

El pasado 24 de septiembre participó en una modalidad que no forma parte de la competenci­a de la gira profesiona­l y perdió, pero esa derrota no interrumpe su marca de partidos ganados ni de puntos, porque esos juegos “al aire libre” son casi de exhibición. Es un torneo para promociona­r la liga.

“En este tipo de partidos de promoción debo cuidarme porque la superficie es de cemento. Incluso a mi entrenador­a no le gusta que participe”, señaló Paola.

Sin embargo, no pudo evitar molestarse cuando leyó publicacio­nes en las que aseguraban que de nuevo había perdido una marca de victorias. Eso le recordó la rudeza con la que fueron tratados los deportista­s que participar­on en los Juegos Olímpicos de Río.

“Los juicios contra los atletas mexicanos pueden ser muy severos; se demerita el esfuerzo que representa competir a niveles muy altos. Eso sólo uno como deportista lo sabe”, señaló.

Cada que hay una justa cuatrienal, en la que su disciplina no participa, la raquetboli­sta no puede evitar suspiros: “Lo que daría por estar en unos Juegos Olímpicos, sobre todo cuando estoy en mi mejor momento”.

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