MIRAR LAS ESTRELLAS PARA ABRIR LA ESPERANZA
Este 30 de septiembre aterrizará la sonda espacial Rosetta sobre el cometa 67P/ Churyumov-Gera1simenko (Churi) a unos 720 millones de kilómetros de la Tierra en un viaje de 12 años, iniciado el 2 de marzo de 2004. Hace dos años Rosetta pudo hacer descender sobre el cometa un sofisticado laboratorio llamado Philae, que desde entonces nos está mandando valiosa información: “Los secretos de Churi tienen gran importancia científica, los cometas contienen posiblemente restos inalterados de unos 4 mil 600 millones de años de antigüedad, la época en la que se formó nuestro sistema solar. Con los 20 instrumentos que llevan a bordo en conjunto Rosetta y el módulo Philae han investigado la composición del cometa.” (La Jornada, 28/9/16.)
Mirar de vez en cuando las estrellas y asomarnos un poco mas allá de nuestra estupidez cotidiana puede abrir la esperanza para un despertar, mirarnos con reverencia en nuestra pequeñez ante la grandeza del cosmos. Mirarnos sin miedo en la extrema fragilidad del efímero parpadeo de nuestra existencia en el tiempo. Reconocernos como temporales usufructuarios de las bondades de nuestro asombroso y generoso planeta, en el que nadie es propietario de nada, porque todo se queda pero nadie queda. ¿Porque tanta voracidad, si todos nos vamos? Para vivir, nos hace falta tan poco, y lo poco que nos hace falta, nos hace falta tan poco, ¿por qué tanta estupidez, tantas fronteras y muros si todos somos, por igual, polvo de estrellas?