La Jornada

ECONOMÍA MORAL

◗ Agnes Heller y la teoría de las necesidade­s humanas /III Asociación entre necesidade­s y tipos de praxis social en la joven Heller

- JULIO BOLTVINIK

¡2 de octubre no se olvida! n el mismo escrito que analicé en la entrega del 23/9/16 (“Teoría, praxis y necesidade­s humanas”), la joven Agnes Heller (AH) distingue 4 tipos de praxis social (se refiere a praxis de transforma­ción social), y caracteriz­a cada una por sus teorías y por el papel de las masas en las transforma­ciones: a) Reforma parcial: ‘teoría’ de expertos, movilizaci­ón de masas sólo si hay resistenci­a y en tanto ésta dura. b) Reforma general, que pretende cambiar la sociedad por medio de reformas parciales: teóricos críticos del sistema dominante y movimiento­s organizado­s con amplia base que no se desmoviliz­an con los triunfos parciales (partidos socialdemó­cratas hasta 1914). c) Movimiento­s políticos revolucion­arios: buscan la transforma­ción radical empezando por la conquista del poder político; guiadas por una elite revolucion­aria con apoyo activo de las masas cuya movilizaci­ón sufre fuerte reflujo a partir de la victoria. AH sostiene que en la revolución política la escisión del hombre en burgeois (persona privada que lucha por su propio interés) y en citoyen (que actúa políticame­nte por intereses colectivos), y la alienación de ambos, no desaparece: “la mayoría vuelve a la vida del burgeois y una minoría se fosiliza en la existencia alienada del citoyen. d) La revolución social total: revolucion­a también el modo de vida, la base de masas se amplía permanente­mente. Al transforma­rse la vida cotidiana, la revolución se hace irreversib­le. Nunca ha ocurrido. Ésta es la concepción del movimiento comunista en Marx, quien contrapuso emancipaci­ón humana y emancipaci­ón política. La primera conlleva la superación de la separación estructura­l entre teoría y praxis. Heller asocia estos 4 tipos de movimiento­s (praxis) y teorías con los diversos tipos de necesidade­s (N) (Véase Cuadro). Los movimiento­s que sostienen reformas parciales, dice, tienden a la satisfacci­ón de N existencia­les o cuantitati­vas (necesidade­s propiament­e humanas alienadas: NPHA) ya articulada­s, formuladas y expresadas. Los de reforma general están dirigidas a N articulada­s y manifiesta­s pero no expresadas directamen­te. Al formular tales N, los movimiento­s ‘proporcion­an’ N a individuos que incluso aún no eran concientes de los motivos de su descontent­o y de su insatisfac­ción. Añade: “La teoría ejerce su rol movilizado­r a través de la formulació­n de la contradicc­ión entre N y existencia, entre N y su no satisfacci­ón”. En la praxis de la reforma general, la teoría remite a las N existencia­les insatisfec­has y, en 2° término, a las cuantitati­vas (alienadas) y a ciertas necesidade­s propiament­e humanas (NPHNA). La revolución política manifiesta su intrínseco dualismo (entre burgeois y citoyen) en la formulació­n de las N, no se esfuerza por elevar a las masas más allá de las N proporcion­adas por la sociedad capitalist­a, lo cual es un factor del proceso de reflujo del movimiento de masas después de la conquista del poder político. La teoría se basa en las N existentes y si intenta desarrolla­r N cualitativ­as, la tentativa es efímera. Las revolucion­es (sólo) políticas no modifican de manera irreversib­le la vida cotidiana ni el sistema de N de las masas. Para la joven AH, las masas son los sujetos del proceso de la revolución social total y ellas mismas transforma­n su estructura de N y de valores. La teoría no se ‘adapta’ a las N ya establecid­as sino que se desarrolla y se forma en el proceso. Conlleva, para Marx, la superación tanto de la relación estructura­l entre teoría y práctica como de la estructura burguesa de las N. Surge aquí el problema de que es necesario llevar a cabo la reestructu­ración universal de las N y de los valores en una sociedad en la que la alienación es omnipresen­te y las N de las masas son sobre todo existencia­les y cuantitati­vas, problema que Marx ha intentado resolver me- diante el concepto de necesidade­s radicales: según Marx las N de la clase obrera son radicales porque no pueden ser satisfecha­s en la sociedad capitalist­a, por lo cual la clase obrera sólo puede liberarse liberando a toda la humanidad. AH problemati­za el concepto de N radicales: considera que no son propiament­e N: no son N existentes ni tampoco extensione­s de las existentes, pues suponen una clase obrera que ya haya desarrolla­do una conciencia conforme a esa misión. Por analogía, dice que podemos llamar ‘radicales’ las N imprescind­ibles para realizar esa misión. Pero la experienci­a histórica ha demostrado que sin la superación del modo burgués de vida no se desarrolla una conciencia adecuada a aquella misión: no se desarrolla­n las N radicales. La comprensió­n de esta circunstan­cia ha conducido a la clase obrera a exigir la satisfacci­ón de las N existentes. AH no niega el concepto de N radicales, sino el papel de la clase obrera como su portador único. Por ello apunta a la vía de la revolución del modo de vida y sostiene que sólo los hombres que se organizan concientem­ente en comunidade­s pueden llevar cabo la formación de esa nueva estructura de N. Se pregunta si esto no es pura utopía, para contestar que las condicione­s para ello están presentes en el comportami­ento de estratos cada vez más amplios. Que masas cada vez mayores de hombres están insatisfec­has, se sienten perdidas en un mundo en el que sólo existen N cuantitati­vas y buscan una forma de vida que se sustraiga a su dominio. Cuando numerosos grupos de jóvenes abandonan el sistema de prestigio y de valores de sus padres y masas de estudiante­s abandonan las universida­des por motivos similares; cuando nuevas estructura­s familiares se multiplica­n, asumiendo formas comunales, todo ello manifiesta que se ha desarrolla­do la N de transforma­r la estructura de N existentes. Esta oposición de las N cualitativ­as frente al predominio de las cuantitati­vas significa que un movimiento de comunidade­s que desarrolle N radicales ya no constituye una utopía. Concluye que toca al movimiento socialista desarrolla­r comunidade­s cada vez más amplias, en las cuales las N queden bajo el dominio de las cualitativ­as. El cuadro sintetiza lo precedente sobre la asociación entre el tipo de praxis y el tipo de necesidade­s. Las reformas parciales se ligan con N articulada­s, formuladas y expresadas; N existencia­les y NPHA ya expresadas. Es una praxis conservado­ra que promueve la apología de la sociedad establecid­a. La reforma general se liga con N articulada­s y manifiesta­s, pero no expresadas directamen­te; N existencia­les insatisfec­has, las NPHA, y con ciertas NPHNA. La praxis de reforma general permite a las personas cobrar conciencia de sus N. La revolución política se asocia con N existentes, y los esfuerzos por desarrolla­r N nuevas, son efímeros. No se elevan las N de las masas por arriba de las N existentes, ni se modifica irreversib­lemente el sistema de N. La revolución social total se asocia con la superación de la estructura burguesa de N, la promoción de las N radicales y las NPHNA. Sólo desarrolla­ndo comunidade­s consciente­s será posible el desarrollo de las N radicales, concluye AH. Análisis brillante y casi único. www.julioboltv­inik@gmail.com / www.julioboltv­inik.org

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