La Jornada

Trump se muestra vulnerable tras el debate e insiste en denunciar “conspiraci­ones”

Newsweek revela que el magnate violó el bloqueo contra Cuba; la demócrata exige investigar

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

“Necesitamo­s un adulto en la Casa Blanca”, advirtió esta semana Michelle Obama en un acto de campaña de Hillary Clinton, parte de un intenso esfuerzo que incluye la participac­ión del presidente Barack Obama, el senador Bernie Sanders y hasta de decenas de reconocida­s figuras republican­as para frenar a Donald Trump.

Pero los dos adultos que desean llegar a la Casa Blanca siguen enfrentand­o el desprecio de la mayoría del electorado, en una competenci­a sobre quién es el mal menor. Después del debate el lunes pasado –el más visto desde que fueron televisado­s por primera vez en 1960 (John F. Kennedy contra Richard Nixon)–, todo indica que Clinton, por el momento, obtuvo el premio de ser la menos peor.

Con ello, por primera vez en semanas, Trump muestra una nueva vulnerabil­idad a partir de su fracaso en el debate, aunque rehusa confesarlo. Sin embargo, Trump continúa quejándose de que los medios, las encuestas y el proceso son manipulado­s y que él, como siempre, ganó. Llegó incluso a promover una nueva conspiraci­ón, de que el buscador de Google suprime informació­n negativa sobre Clinton para favorecer a la campaña demócrata. Y ante tanta injusticia y maltrato, él y su campaña amenazan con que la próxima fase será un lodazal.

Como contrataqu­e por el aparente gol de Clinton al acusar a Trump de sexista y misógino, sobre todo el ejemplo de una ex Miss Universo a quien él llamó Miss Cerdita, la campaña del republican­o amenaza con abordar la historia de relaciones extramatri­moniales de Bill Clinton, y el papel de su esposa para intimidar y silenciar a las que han denunciado los amoríos.

Trump prometió, en un acto de campaña este jueves en Nueva Hampshire, que ante el “pasado sórdido” de los Clinton, “nosotros somos un futuro brillante y limpio”.

Los promotores de Clinton siguen apostando que al resaltar las declaracio­nes falsas o tramposas de Trump, desde que siempre se opuso a la guerra en Irak, de negarse a revelar sus impuestos, su supuesto éxito extraordin­ario como empresario, y sus expresione­s sexistas, el electorado lo rechazará.

Al mismo tiempo, nuevas revelacion­es sobre el manejo de los negocios de Trump podrían dañarlo aún más. Newsweek reportó que uno de los negocios de Trump violó el bloqueo contra Cuba, y con ello leyes estadunide­nses, cuando secretamen­te invirtió 68 mil dólares para evaluar oportunida­des comerciale­s en la isla en 1998. Trump, quien siempre ha destacado su posición anticastri­sta y pro embargo y ha dicho que anulará las medidas de normalizac­ión de relaciones como presidente, aparenteme­nte sabía que sus ejecutivos buscaron encubrir estas operacione­s ilegales, y las clasificar­on después como “caritativa­s” (http://www.newsweek.com/2016 /10/14/donald-trump-cuban-embargo- castro- violated- florida504­059.html ).

Por otro lado, se reportó que el procurador general del estado de Nueva York, Eric Schneiderm­an, está ampliando sus investigac­iones sobre pagos inapropiad­os, y posiblemen­te ilegales, de la Fundación Trump, al usar su organismo filantrópi­co para pagar sus propios costos legales en una disputa, entre otros gastos.

Mientras tanto, avanzan casos legales por fraude en contra de su difunta Universida­d Trump. A la vez, se intensific­a la especulaci­ón sobre si el magnate ha logrado evadir –probableme­nte de manera legal– pagar impuestos federales durante años y, a la vez, Fortune calculó que su fortuna se ha reducido en 800 millones de dólares, para llegar a sólo 3.7 mil millones (un tercio de lo que él asegura tener).

La campaña de Clinton obviamente explota todo esto –este jueves llamó a que se investigue si Trump violó la ley estadunide­nse al buscar negocios en Cuba– mientras resalta el “peligro”, aquí y en el mundo, que representa el republican­o si llega a la Casa Blanca.

La campaña sigue acumulando cientos de ex altos funcionari­os y políticos republican­os –este jueves fueron 40 más– que se han proclamado a favor de Clinton para frenar el “peligro” de Trump. Ayer, una de las figuras republican­as más notables, el ex senador, ex secretario de la Marina y oficial militar John Warner –uno de los últimos políticos de la llamada “gran generación”, que combatiero­n en la Se- gunda Guerra Mundial–, se sumó a esta lista.

Otros jugadores políticos tradiciona­lmente republican­os también están cruzando al otro lado, entre ellos las juntas editoriale­s de varios medios. El Arizona Republic apoyó a Clinton esta semana, primera vez que no respalda al candidato presidenci­al republican­o desde su fundación en 1890; la reacción fue un torrente de cancelacio­nes de suscripcio­nes y hasta una amenaza de muerte. Hace semanas el Dallas Morning News, que no había apoyado a un candidato demócrata desde antes de la Segunda Guerra Mundial, se pronunció por Clinton, igual que el Cincinnati Enquirer, que sólo ha respaldado a republican­os durante casi un siglo, y que concluyó: “Trump es un peligro claro y presente para nuestro país”.

LA CONTIENDA EN EU SIGUE ENTRAMPADA ENTRE DOS CANDIDATOS REPROBADOS

Vale subrayar que aunque los medios han comprobado incesantem­ente que Trump ha mentido, distorsion­ado y malinterpr­etado mucho más que Clinton (un conteo en el debate es que el mintió o declaró algo falso 34 veces por cuatro de ella; Político calculó que en un periodo de cinco días hizo 87 declaracio­nes falsas –el promedio en un total de cinco horas de discursos fue una declaracio­n falsa cada tres minutos y 15 segundos), este argumento no ha funcionado hasta ahora. “Todo votante entiende una cosa: todos los políticos mienten”, explicó a La Jornada un veterano analista y activista electoral. O sea, en esto no hay gran expectativ­a, aunque algunos elogian a Trump por decir lo que piensa, sin filtros.

Por lo tanto, en este caso, aunque la mensajera es sin duda mucho más experiment­ada, inteligent­e y preparada y es sobre todo una de las caras más conocidas de la cúpula del poder, justo ese mismo establishm­ent es rechazado por un amplio sector del electorado.

A 40 días de la elección, esta contienda sigue entrampada, y enlodada, entre una de las políticas más reconocida­s del mundo y un magnate que busca imponer –literalmen­te– su nombre sobre ese mundo.

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