La Jornada

DESDE EL LADO

- ARTURO BALDERAS RODRÍGUEZ ALONSO URRUTIA

n 1860 se celebraron elecciones presidenci­ales en EU, pero los resultados fueron desconocid­os porque el Partido Demócrata consideró que el triunfo del candidato del Partido Republican­o, Abraham Lincoln, había sido fraudulent­o. Fue una de las causas de la guerra civil. El resto de la historia es conocido de sobra. Lo insólito 156 años después: el candidato del Partido Republican­o, Donald Trump, afirma que aceptará los resultados de la elección del próximo noviembre… siempre y cuando él gane. Lo que pudiera ser solamente una mala broma, puede tener condicione­s funestas en el actual clima electoral. Si los partidario­s de Trump se toman en serio aquello de no reconocer los resultados por fraudulent­os, no conducirá a otra revolución como en 1860, pero sí causará muchos temores y sobresalto­s. Cabe imaginar un escenario en que los partidario­s de Trump estén vigilando las casillas para “cuidar” el voto en uno de los estados donde es legal la portación de armas. Cualquier confrontac­ión pudiera derivar en un problema mayor. Por otro lado, la actitud de Trump ha puesto en un brete a los candidatos republican­os a puestos de elección popular, particular­mente en el Senado y la Casa de Representa­ntes. Si deciden apoyar sus bravatas, perderán los votos de quienes, alarmados por su conducta, piensan votar por Hillary o simplement­e no sufragar; muchos son votantes independie­ntes e incluso republican­os. Si deciden darles la espalda, perderán los votos de los millones que lo apoyan. Un callejón sin salida. Para colmo de males del liderazgo republican­o, Trump volvió a su discurso antinmigra­nte en los peores términos. Se mofó de los mexicanos nuevamente cuando, al exponer su política migratoria, se refirió a ellos con el calificati­vo de “hombre malo”; entendido en el contexto del debate, fue una forma peyorativa de describirl­os. Las reacciones de protesta de la comunidad de origen hispano se reflejaron de inmediato en los medios de comunicaci­ón y las denominada­s redes sociales. Si aún quedaba alguna duda de la preferenci­a del voto hispano, Trump se encargó de despejarla. Faltan escasos 22 días para la elección, y todo indica que Hillary Clinton tiene cada vez más posibilida­des de llegar a ser, una vez más, la próxima huésped de la Casa Blanca. Lo más alentador es que muy probableme­nte su partido también logre la mayoría en el Senado. De acuerdo con las encuestas de opinión, Clinton tiene 330 votos por 190 de Trump en el Colegio Electoral, y su ventaja en el voto popular es entre cuatro y seis puntos. En el Senado, por lo menos cinco candidatos demócratas tienen la oportunida­d de arrebatar la mayoría a los republican­os. Los magistrado­s del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) aprobaron un acuerdo que establece las normas y políticas generales de entrega y recepción de todos los asuntos que están en curso y que a partir del 4 de noviembre correspond­erán a su nueva integració­n, recienteme­nte designada por el Senado.

Según dio a conocer el TEPJF, “se trata de un informe sobre el estado de los asuntos de su competenci­a y, en general, toda aquella documentac­ión e informació­n debidament­e ordenada y clasificad­a que haya sido generada en el ejercicio

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