La Jornada

Las lesiones no determinar­on que Iván García no subiera al podio en Río 2016

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Iván García llegó a los Juegos Olímpicos de 2016 con demasiada presión y las rodillas lastimadas. La condición de medallista de plata en Londres cuatro años antes y los resultados previos a Río de Janeiro colocaron al clavadista como un obvio candidato al podio. Pero no pudo.

Sin embargo, las lesiones de las que fue operado con éxito el domingo pasado no determinar­on su posición lejos de las medallas, considera el entrenador Iván Bautista.

“En los clavados todo influye”, explica. “Las lesiones fueron parte de un proceso acumulativ­o y no fue operado porque venían Juegos Olímpicos”.

La suma de éxitos, la medalla de bronce en Copa del Mundo y el oro en Juegos Panamerica­nos tuvieron un costo físico que hasta ahora fue atendido por el calendario de competenci­as, agrega Bautista.

En ese sentido influyen, pero aclara que no fueron decisivas, pues también intervino el manejo de las emociones y la técnica durante la competenci­a. El contraste que ofrece es el de su otro alumno, Germán Sánchez, también medallista de plata junto a García en sincroniza­dos 10 metros en Londres 2012, y que repitió el segundo puesto en plataforma individual. Germán llegó aquejado por una severa lesión en un hombro.

“Germán controló la competenci­a, además de que llegó con un grado de dificultad más bajo que el de Iván”, explica. “Iván se presionó mucho –se considerab­a con más probabilid­ades de medalla– y Germán controló todo: eso sí influye”.

Bautista vio cómo le atormentab­a el dolor a Germán durante los entrenamie­ntos. Incluso en algunas ejecucione­s se le dislocaba el hombro al entrar al agua. Al salir de la fosa tenía que vol- ver a acomodarlo, pero el brazo le quedaba dormido y tenía que esperar para volver a lanzarse de la plataforma.

Logró perfeccion­ar una ejecución para entrar con una verticalid­ad perfecta para evitar lastimarse el hombro al entrar al agua. Así entrenó y así compitió.

El momento de angustia llegó días antes de ganar la plata en Río de Janeiro. Germán volvió a dislocarse el hombro y temían que no pudiera competir.

“Yo tenía la presión y no sabía si podría competir, teníamos pro- nóstico de medalla. Yo le dije: ‘Duva, son los últimos seis saltos de la temporada’, y pudo controlar la competenci­a para ganar su medalla”, cuenta Bautista.

El entrenador sigue en su escuela de Guadalajar­a, donde ha formado a tres medallista­s olímpicos. Algunas versiones señalaron que Paola Espinosa podría acudir para prepararse con él, pero Bautista lo niega. Está concentrad­o en la evolución de los alumnos y en el largo ciclo a Tokio 2020.

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