“Papá mató a mamá”
a nave tiene nombre de mujer, y lleva 45 millones de siglos orbitando frente a una estrella implacable y fija, con nombre de varón: el “astro rey”. Los dinosaurios aparecieron 42.7 millones de siglos después, las civilizaciones conocidas surgieron 60 siglos atrás. Y si “Dios es grande”, restan pocos más y chau, todo acabó.
En 1974, Donald Johanson encontró en Etiopía los huesos intactos de un homínido femenino que vivió en el último periodo de la era cenozoica. Johanson estaba oyendo Lucy on the sky with diamonds, y llamó al homínido Lucy, nombre más tierno que austrolopithecus afarensis.
Los paleontólogos dedujeron que Lucy había parido y murió a los 20 años, cayendo posiblemente de un árbol, o de un peñasco. En cambio, la niña Lucía Pérez (16) no llegó a tener hijos: falleció el 8 de octubre de un modo más salvaje que el padecido hace 3.2/3.5 millones de años por Lucy, la salvaje.
Lucía fue asesinada “…vía vaginal y anal con el pene del hombre que lo hizo, y utilizando un palo”, apuntó el forense. El hecho tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata (Argentina), mientras en Rosario, bajo la consigna “Ni una más”, se reunían 70 mil mujeres en el 31 Encuentro Nacional de Mujeres (Enam). El gobierno de Macri las reprimió con armas de fuego.
Pero el asesinato de Lucía estremeció a la sociedad. El miércoles pasado, bajo la lluvia, se movilizaron 400 mil mujeres vestidas de negro. Y la primera dama del país, Julia Awada, dueña de una red de talleres textiles donde trabajan en semiesclavitud mujeres y niñas inmigrantes, también envió tuits en favor de la demostración.
Simultáneamente, un proyecto oficial que en el Congreso cuenta con dictamen de mayoría (y en el que no aparece la palabra “mujer”) proponía eliminar la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), única entidad dedicada a la investigación de femicidios, creada por la procuradora general Alejandra Gils Carbó, en junio de 2015.
Ahora bien. Veo que el programa subrayó con rojo l panorama poselección la palabra “femicidio”. ¿Qué andará más atrasado? ¿Windows 8, o mi Diccionario de la Real Academia (edición de 1992), que entre sus “miembros de número” cuenta con 590 “señores”, 50 “señoras” y dos “señoritas”?
Hay que tomar con pinzas los discursos que de tejas para arriba, dicen solidarizarse con la creciente situación límite de millones de mujeres en el mundo. Este mundo que a partir del mes entrante será dirigido por el feminismo masculino de Hillary Clinton, o la misoginia homofóbica de Donald Trump. Y que en Argentina representan los periodistas de La Nación y Clarín, el archipremiado grupo monopólico que a su modo defiende la “libertad de expresión”.