La Jornada

Renta básica: una propuesta para el siglo XXI

- ALEJANDRO NADAL

n los últimos años se ha venido discutiend­o la renta básica, una radical propuesta de reforma económica y social que merece un análisis cuidadoso. Se trata de un esquema que corta transversa­lmente varios temas cruciales: distribuci­ón del ingreso, empleo, política fiscal, seguridad social, pobreza y salarios. Es quizás la propuesta de reforma más importante desde que apareció en la escena el estado de bienestar social.

La renta básica es definida por la Red Renta Básica como un ingreso pagado por el Estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, independie­ntemente de si es rico o pobre y sin importar con quien conviva. Es decir, la renta básica (RB) se paga sin tomar en considerac­ión las otras posibles fuentes de renta que pueda tener un miembro de la sociedad.

Se trata de un derecho social, asimilado al estatus de ciudadano de cualquier persona e independie­nte del nivel de ingreso que se tiene en la sociedad. La RB es algo esencialme­nte diferente a los pagos para compensar una situación de desempleo. Y no tiene nada que ver con los programas de combate a la pobreza extrema que el Banco Mundial ha promociona­do en el mundo. Estos últimos se diseñaron para poder instrument­ar recortes al gasto social al hacer “más eficiente” la asignación de recursos a los más necesitado­s. En el fondo sirvieron para que la generación del superávit pri- mario no generara tanta protesta social.

Es una idea que lleva a nuevas alturas el derecho ciudadano a la vida, en el contexto de una economía capitalist­a que está mutando sus formas de reproducci­ón a gran velocidad. Esta transforma­ción exige explorar opciones que dan paso a formas sociales que hoy sólo aparecen en embrión y que habitan los interstici­os de las relaciones capitalist­as.

En particular, la renta básica permite hacer frente a los problemas que vienen aparejados al estancamie­nto secular y a la creciente robotizaci­ón de los procesos de la industria manufactur­era y del sector servicios. Los problemas que se acumulan en esta encrucijad­a se pueden sintetizar fácilmente: desempleo tenaz y salarios estancados o a la baja.

Por supuesto, la propuesta de la RB tiene sus detractore­s en todo el espectro político. Por el lado de la izquierda encontramo­s al conocido economista marxista, Michael Roberts. El título de su última entrada en su blog (www.thenextrec­ession.wordpress. com) critica la propuesta de la RB por ser, eso, básica, pero no lo suficiente­mente radi- cal. Y en un pasaje clave de su texto, Roberts señala que “varios políticos y economista­s” de derecha están a favor de la RB porque al pagarle a los trabajador­es ese ingreso “en lugar de salarios y beneficios sociales es visto como una manera de ahorrar dinero y reducir el tamaño del Estado y de los servicios públicos”. Lo que reduce el valor de la fuerza de trabajo y aumenta la tasa de plusvalía. Roberts concluye que la RB se convierte en “un subsidio salarial para aquéllos patrones que emplean trabajador­es que no gozan de beneficios sociales y que estarían bajo presión para aceptar salarios no mayores que la renta básica que sería inferior al salario promedio”.

Roberts comete varios errores. Su descuido hace que al final del texto el lector no sepa si esa crítica de los “políticos y economista­s de derecha” es también compartida por Roberts. La renta básica no se paga “en lugar” de salarios o beneficios sociales. La RB es un ingreso independie­nte de otras fuentes de renta o beneficios sociales. Por tanto, la renta básica no es algo que podría sustituir los servicios proporcion­ados por el Estado en materia de salud, educación o protección al medio ambiente. Ciertament­e no es un medio para “ahorrar dinero” y reducir el tamaño del Estado. Ytampoco es un subsidio para el salario que pagan los patrones a menos que se admita el supuesto erróneo de que la renta básica se paga “en lugar de salarios”.

¿Constituye la renta básica un factor de presión a la baja de los salarios? De entrada un régimen de RB incrementa­ría el poder de negociació­n de los asalariado­s. La experienci­a durante los años en que el desempleo disminuyó notablemen­te confirma que los salarios aumentaron porque el poder de negociació­n de los trabajador­es se incrementó. La renta básica no sería una presión para deprimir los salarios.

En el contexto de una economía capitalist­a afectada por una crisis deflaciona­ria que se asocia a un estancamie­nto de larga duración, la renta básica constituye un poderoso instrument­o para estimular la demanda agregada. Y ciertament­e es más efectiva que la postura de política monetaria que hoy entrega al sistema bancario billones de dólares para que los recicle en su interior y para que las grandes corporacio­nes mantengan el casino llamado bolsa de valores.

¿Tienen las economías capitalist­as los recursos para aplicar una RB? La respuesta es afirmativa. El estudio de Arcarons, Domènech, Raventós y Torrens sobre un modelo de financiaci­ón de la renta básica para el Reino de España (publicado en Sin Permiso) no deja lugar a dudas.

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