NAVIDAD DE LA CONCIENCIA
La palabra navidad viene del latín Nativitate. Nati: nacimiento; vita: de la vida; te: para ti. Por lo tanto, significa: nacimiento de la vida para ti. Nacimiento a la conciencia. Jesús de Nazaret fue un hombre libre que actuó bajo sus propios principios y leyes, no fundó ninguna religión, era demasiado libre para esclavizar el pensamiento. Era un hombre universal que enseñó cómo vivir sin dogmas y liberar el pensamiento para ser auténticos. El amor, resultado de su elevada conciencia de unidad, era su verdad, la misma que enseñó y vivió en la vida cotidiana.
Quitemos la visión católica o cristiana que lo declara hijo único de Dios, porque esa es una visión parcial y dogmatizada, y no entendida plenamente. Jesús es hijo de Dios, sí, pero igual que nosotros también lo somos, porque si él fuera el único, el elegido, ¿qué mérito tendría y de qué nos serviría su enseñanza si nunca pudiéramos llegar a ser como él? Lo único que podríamos hacer es felicitarlo por la buena fortuna de tan privilegiado nacimiento, y seguir nuestro camino.
La realidad es que todos participamos por igual de la divinidad; todos somos hijos o, más bien, personajes del sueño creativo del gran soñador del universo y hacedor de estrellas; nuestra única diferencia con Jesús es que mientras estamos dormidos, él despertó a la conciencia de ser un personaje creado en este misterioso sueño de la vida en el que todos somos y todo es.
La esencia de la enseñanza del maestro Jesús es mostrar el camino para lograr la conciencia crística: despertar del sueño a una vida lúcida y reconocerse uno con el gran soñador, como él (mi padre y yo somos uno).
Si algo queremos celebrar en esta Navidad, celebremos el nacimiento de la conciencia que nos mostró Jesús de Nazaret hace poco más de 2 mil años. Celebremos nuestra posibilidad de nacer a la vida plena de saberse hijos de Dios.
Que ésta sea realmente una verdadera Navidad interior, de la conciencia. Feliz nacimiento a la vida. Feliz Navidad.