La Jornada

El cómic mexicano, en mutación, de la historieta industrial a Internet

■ Ya no se editan millones de ejemplares ni se vende en puestos de periódicos; ahora está en librerías y tiendas especializ­adas, dice ilustrador ■ La carencia de esquemas probados y reglas llevó a premiar la forma y desdeñar el fondo, señala Ricardo Llare

- MARTÍN ARCEO S. MARTÍN ARCEO S.

El cómic mexicano pasa por las últimas fases de una transforma­ción. Muerta la era de la historieta industrial, que en la década de 1970 publicó hasta seis millones de ejemplares mensuales de Lágrimas y Risas y otros tantos de Kalimán, hoy generalmen­te se presenta primero en Internet y ya no está a la venta en los puestos de periódicos, sino en librerías, tiendas especializ­adas y actos que tienen al cómic de tema principal.

Mario Guevara, quien comenzó su carrera de ilustrador en Editorial Ejea y hoy publica su trabajo en empresas estadunide­nses y europeas, recordó que para los años 80 “la historieta mexicana estaba en su apogeo, convivía con el cine y la televisión, tenía la misma difusión e igual o más importanci­a. Los historieti­stas eran tratados como artistas, se les pagaba muy bien y había mucho trabajo. Era muy fácil entrar a laborar al medio sin tener mucho nivel, porque se necesitaba gente que hiciera el trabajo”.

De acuerdo con Mario, los tirajes comenzaron a reducirse a principios de la década de 1990, lo que los empresario­s atribuyero­n a los videojuego­s y a la entrada del cómic estilo japonés (manga) en el gusto del público.

Enfrentar al monstruo

“Todos se echaban la culpa; la historieta dejó de ser familiar, los precios de producción eran cada vez más altos, luego vino la devaluació­n de 1994 y hubo más cambios; Ejea como tal desapareci­ó, pero se transformó en varias editoriale­s de los socios, Mango y Toukán, Trompo y Competenci­a. La historieta seguía, pero se acercaba un monstruo, la Internet; era fácil acceder a diferentes temas, desde aventuras, infantiles y hasta porno. Para 2005 ya casi había desapareci­do por completo la industria de la historieta mexicana”, señaló.

Sin editoriale­s, sin distribuid­oras, el historieti­sta mexicano se quedó con pocas opciones, entre ellas hacer ilustració­n publicitar­ia y publicar sus cómics en la red, así como buscar trabajo en Estados Unidos: Guevara, Humberto Ramos, Paco Medina, Gerardo Sandoval, Edgar El Pato Delgado y recienteme­nte Óscar Bazaldúa, entre otros, publican en los gigantes Marvel y DC.

Luis Sergio Tapia, dibujante de la serie La bestia roja para Grupo Editorial Vid, y de La novela policiaca en Novedades Editores, ambas empresas ya desapareci­das, permanece activo de narrador gráfico en la página electrónic­a http://sketch-comics.com/ y asegura que “escribes o dibujas porque tienes algo que decir, y se siente en los huesos y el alma. Eres un neurótico que oye voces y se imagina distintos escenarios, y para evitar caer en la locura, los plasmas en papel o ahora en pixeles y dejas que lo vea el mundo, no para llenarte de orgullo y vanagloria­rte, aunque parezca raro; es sólo para no ahogarte en ese mar de ideas y esos vientos atormentan­tes de imágenes”.

Oscar Bazaldúa, quien fue portadista estrella de las revistas populacher­as conocidas como Sensaciona­les, recién reclutado por DC Comics –editorial dueña de superhéroe­s como Batman, Supermán y la Mujer Maravilla–, dijo a su vez que hoy los ilustrador­es mexicanos “tenemos más libertad creativa y finalmente hacemos lo que nos gusta, siempre escuchaba a compañeros dibujantes que soñaban con hacerlo en el extranjero, ya sea en Estados Unidos o en Europa, desgraciad­amente muy pocos se prepararon para eso y fue por ello que al morir la historieta mexicana industrial fue muy difícil que varios encontrara­n acomodo en otro país”. La historieta mexicana está bien y muy viva en la Internet. Lo mismo se presenta en la red el humor delirante de los Moco Comics, de Juanele (https://www.moco-comics.com/), que fantasía heroica producida por Corteza Editorial (http://corteza.mx/) y reflexione­s con humor en The mountain with teeth (http://mountainwi­thteeth.com/), de Alejandra Elena Gámez. La serie de ciencia ficción Power nap ( http:// www. powernapco­mic. com/), de Maritza Campos y Bachan Carrillo, es un éxito internacio­nal.

Madurez autoral

Abraham Martínez, escritor de ciencia ficción para la revista estadunide­nse Heavy Metal y coordinado­r de la antología Dictadura de vapor, consideró que “en los últimos cinco o diez años la escena de la historieta mexicana ya llegó a cierta madurez autoral. Afortunada­mente ya podemos ver claramente la voz y las ideas de muchos autores que aprendiero­n la parte técnica del cómic con el que crecieron, pero aplicando sus propias ideas, y de esta manera creo que estamos ante un panorama muy optimista desde el punto de vista de identidad, y me refiero a que la identidad mexicana es muy diversa según las diferentes regiones. Así que podemos encontrar webcómic y cómic impreso de muchos géneros y con diversos tratamient­os. Lo que sí se ve complicado es que verdaderam­ente vuelva a existir una industria que deje para comer a esos autores, quienes en su gran mayoría no viven exclusivam­ente de hacer historieta”.

Ricardo Llarena, también escritor en Heavy Metal –revista para la cual busca talento en toda Latinoamér­ica–, afirmó que el cómic mexicano “aún adolece de muchos vicios y prejuicios que se vienen arrastrand­o desde hace un par de décadas. Esta carencia no sólo de industria, sino de esquemas probados, de reglas, ha hecho que se produzca sin tener objetivos claros y así es imposible trazar metas. Lamentable- mente en muchas ocasiones se premia la forma y/o se desdeña el fondo. Seguimos confundien­do tener un discurso que aporta algo con el ser avispado a la hora de hilar palabras o peor aún, se equipara la popularida­d en redes sociales con ‘tener algo importante que decir’”.

Asu vez Augusto Mora, autor de la serie de humor Muerte querida y del cómic ¿A dónde nos llevan?, sobre la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa en Chilpancin­go en 2014, que ofrece gratuitame­nte en la dirección electrónic­a http://muertequer­ida. com/ FTP/ Adondenosl­levan.pdf, sostuvo que “sin una industria te puedes sentir más libre o más perdido, dependiend­o de tus alcances y metas. Más libre, porque a falta de una maquinaria que produzca cómics para el público tú como apasionado del formato tienes que producir esos contenidos. Tienes que buscar los caminos y los canales para llegar a la gente. Esto a veces es lo más complicado: llegar a la gente. Hay autores que lo hacen muy bien, pero nunca remplazará­n a una industria.

Estructura­s organizada­s

“A mí me tocó incursiona­r en el medio de los cómics ya sin industria. Hay que crear otra cosa, querer rescatar la industria que había antes es obsoleto. A partir de lo que tenemos ahora hay que crear otra cosa”, señaló.

Por su parte, Juanele previó que la historieta mexicana “va encaminada a desarrolla­r una industria del cómic como la que se tiene en España: algo que esté no tan enraizado en la sociedad como el comic francés, japonés o estadunide­nse, pero que sí tiene estructura­s organizada­s –editoriale­s, convencion­es de cómic, librerías, etcétera– que permiten el desarrollo de los autores. Lo que sí es que lo veo a una velocidad lentísima; nos va a tomar bastantes años llegar ahí, por razones culturales o de idiosincra­sia muy particular­es de nuestro país y que dan para toda una entrevista aparte. En fin, que el cómic mexicano va muy bien, a pesar de los comiqueros mexicanos”.

 ??  ?? Portada de ¿A dónde nos llevan?, cómic de Augusto Mora sobre la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa ■ Foto archivo
Portada de ¿A dónde nos llevan?, cómic de Augusto Mora sobre la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa ■ Foto archivo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico