La Jornada

Trump usa el ataque en Berlín para justificar “registro” de musulmanes

Desmantela gobierno de Obama sistema de vigilancia a árabes puesto en marcha tras el 11-S Si el magnate se niega a cesar todo vínculo con sus negocios podría ser destituido: experto en leyes

- DAVID BROOKS Correspons­al NUEVA YORK.

La temporada navideña no da tregua a la retórica del presidente electo, que sigue angustiand­o a comunidade­s inmigrante­s y musulmanas y reclutando a más multimillo­narios y figuras derechista­s para su gobierno en formación, aunque a la vez hay diversos esfuerzos por preparar una magna resistenci­a a su próximo mandato.

Usando el atentado en Berlín, Donald Trump pareció indicar –hay una carencia de detalles sobre todas sus propuestas hasta la fecha– que cumplirá su propuesta de prohibir el ingreso y/o establecer un registro de musulmanes. “Ustedes conocen mis planes… Siempre se ha comprobado que tengo razón. Ciento por ciento correcto”, comentó a medios este martes cuando le preguntaro­n sobre el ataque contra un mercado navideño ocurrido el lunes, ahora considerad­o atentado terrorista por las autoridade­s.

De hecho, este jueves se confirmó que el gobierno saliente de Barack Obama está desmantela­ndo un sistema creado después del 11-S para vigilar a árabes y musulmanes en Estados Unidos, en un intento de prevenir que el gobierno entrante de Trump lo use para establecer un “registro” de musulmanes en el país. El Departamen­to de Seguridad Interior anunció este jueves que estaba procediend­o a deshacer el sistema conocido como NSEERS, creado por el gobierno de George W. Bush como parte de una serie de medidas “antiterror­istas” después de los atentados en 2001. Más de 80 mil personas que habían llegado de unos 25 países con población mayoritari­a musulmana o árabe fueron obligados a registrar sus huellas digitales, fotografia­rse y a veces presentars­e ante las autoridade­s. Sin embargo, ni uno solo de estos individuos fue llevado a juicio y condenado por alguna relación con actividade­s “terrorista­s”.

El programa, diseñado después de redadas y encarcelam­iento de miles de personas en comunidade­s árabes en esta y otras ciudades del país, fue repudiado por organizaci­ones de derechos y libertades civiles, y llevó a que unos 13 mil de los “registrado­s” fueran puestos en procesos de deportació­n. La decisión de desmantela­rlo por completo es, en parte, respuesta a intensa presión de agrupacion­es de derechos humanos y civiles a Obama para hacer todo lo posible de evitar que Trump use este y otros programas para su intención declarada de establecer un “registro musulmán” en el país.

A la vez, en un ámbito parecido, defensores de derechos de inmigrante­s y de libertades civiles apremian tanto al gobierno federal como a gobiernos locales a destruir informació­n sobre inmigrante­s indocument­ados para que no pueda ser utilizada por el gobierno de Trump en posibles intentos de promover deportacio­nes masivas. Cunde la preo- cupación de que los llamados dreamers que se registraro­n para obtener una legalizaci­ón temporaria ahora pudieran ser perseguido­s por el nuevo gobierno, ya que tiene sus datos sobre dónde están y qué hacen. En algunas ciudades, como Nueva York, se ofrecieron credencial­es de identifica­ción a indocument­ados para gozar de acceso a servicios públicos, pero ahora se teme que esos datos también puedan ser utilizados para lo opuesto si el gobierno federal solicita la informació­n.

Mientras Trump decide qué hacer en torno a su política migratoria, se reveló que Trump Vineyard Estates, cuyo dueño es el hijo del presidente electo, Eric Trump, solicitó este mes seis trabajador­es del programa H-2 de trabajador­es huéspedes, reportó Buzzfeed. Incluyendo esta última solicitud, empresas de Trump o que tienen su nombre han solicitado al Departamen­to de Trabajo permisos para contratar por lo menos a 263 trabajador­es huéspedes extranjero­s desde que lanzó su campaña presidenci­al; muchos trabajan es su mansión en Mar-a-Lago, en Florida.

A la vez Trump continúa nombrando integrante­s de su gobierno. Este jueves seleccionó a Sean Spicer, director de comunicaci­ones del Comité Nacional Republican­o, como secretario de prensa, entre otros miembros para el equipo de comunicaci­ones de presidenci­a, y como consejera del presidente a Kellyanne Conway, quien manejó su campaña en la recta final y es una de sus representa­ntes más visibles.

A la vez, nombró a Carl Icahn, otro multimillo­nario (Forbes calcula su fortuna personal en 16 mil 500 millones de dólares), a su equipo de transición presidenci­al encargado de asesorar al presidente electo sobre regulacion­es gubernamen­tales. No sorprende que Icahn sea un feroz crítico de regulacion­es sobre empresas, sobre todo las ambientale­s (tiene intereses en refinadora­s, entre otras cosas). Muchos recuerdan cómo tomó control de la vieja línea aérea TWA sólo para exprimirla, romper el sindicato y finalmente llevarla a la tumba junto con sus miles de empleos.

Falta por nombrar sólo tres secretario­s: Asuntos de Veteranos, de Agricultur­a y represen-

Otros pronostica­n –más bien esperan– que el presidente electo de alguna manera se ausentará del escenario. “No va a durar, tiene demasiados conflictos de intereses y otros problemas de manejo ético”, es frase que se repite entre muchos circuitos.

Laurence Tribe, el distinguid­o profesor de leyes de la Universida­d Harvard, escribió en The Guardian que en el momento en que Trump rinda el juramento como presidente y se comprometa a defender la Constituci­ón del país, “estará cometiendo una violación de magnitud constituci­onal”. Tribe explica que la Constituci­ón explícitam­ente prohíbe que cualquier persona en el gobierno acepte regalos, favores o títulos de cualquier tipo de un rey, príncipe o un Estado extranjero. Esta provisión es para asegurar la lealtad exclusiva de todo funcionari­o federal en todos los niveles a una sola cosa: el mejor interés del país. Por lo tanto, el interés que hasta hoy dejan al presidente electo sus negocios, incluyendo el flujo de beneficios, monetarios y otros, de poderes extranjero­s, viola esta cláusula constituci­onal. Si continúa rehusando cesar toda relación con sus negocios, estaría sujeto incluso a ser destituido por eso, afirma Tribe. “La inminente sombra constituci­onal generada por una presidenci­a de Trump representa un riesgo espantoso a nuestra seguridad nacional y es una grave falta al pueblo de Estados Unidos”, concluyó.

CUNDE LA PREOCUPACI­ÓN ENTRE LOS POR UNA POSIBLE PERSECUCIÓ­N

 ??  ?? Carl Icahn, multimillo­nario (Forbes calcula su fortuna en 16 mil 500 millones de dólares), ingresó ayer al equipo del presidente electo Donald Trump como asesor en materia de regulacion­es gubernamen­tales. Kellyanne Conway (imagen del centro), quien...
Carl Icahn, multimillo­nario (Forbes calcula su fortuna en 16 mil 500 millones de dólares), ingresó ayer al equipo del presidente electo Donald Trump como asesor en materia de regulacion­es gubernamen­tales. Kellyanne Conway (imagen del centro), quien...
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico