La Jornada

Gobiernos de AL pedirán informes sobre los sobornos de Odebrecht en la región

- AP Y AFP BRASILIA.

Varios países de América Latina, entre ellos Panamá, Perú y Colombia, pedirán informació­n a Estados Unidos luego de que las empresas brasileñas Odebrecht y Braskem admitieron ante las autoridade­s estadunide­nses haber pagado millonario­s sobornos en la región para obtener contratos públicos implicados en el caso de corrupción estatal Petroleo Brasileiro (Petrobras).

El presidente brasileño, Michel Temer, afirmó que no piensa renunciar al cargo, pese a que su nombre es mencionado en el escándalo de corrupción de Petrobras. Temer asumió la presidenci­a de manera definitiva luego que la izquierdis­ta Dilma Rousseff fue destituida por el Congreso en agosto pasado, en lo que la ex gobernante definió como un golpe de Estado parlamenta­rio.

La revelación de que la empresa brasileña Odebrecht y su petroquími­ca Braskem pagaron millonario­s sobornos durante 15 años en diez países latinoamer­icanos amenaza con sacudir varios gobiernos, algunos todavía en funciones.

Varios países latinoamer­icanos anunciaron este jueves que abrirán indagacion­es y pedirán informació­n a Brasil y Estados Unidos luego de que el gigante brasileño de la construcci­ón se declaró culpable en una corte de Nueva York de violar leyes contra los sobornos en el extranjero, tras una intensa investigac­ión de corrupción en Brasil.

Según las autoridade­s estadunide­nses, algunos países de la región donde se pagaron sobornos fueron Brasil (349 millones), Venezuela (98 millones), República Dominicana (92 millones), Panamá (59 millones), Argentina (35 millones), y Guatemala (18 millones).

Odebrecht, que es considerad­o el mayor conglomera­do de construcci­ón e ingeniería de latinoamér­ica, también admitió haber pagado sobornos en México por 10.5 millones de dólares.

El Departamen­to de Justicia de Estados Unidos informó que Odebrecht y Braskem acordaron pagar una multa combinada de al menos 3 mil 500 millones de dólares para que se retiren las acusacione­s de que sobornaron desde 2001 a funcionari­os en 10 países latinoamer­icanos y dos africanos para obtener contratos por un centenar de proyectos públicos.

En este contexto, Temer afirmó este jueves que no piensa dimitir, pese a que su nombre aparece en el escándalo. “¿Que si voy a renunciar?, confieso que no he pensado en eso”, dijo entre risas el mandatario durante un desayuno de fin de año con periodista­s en la residencia oficial de la presidenci­a. En medio de una severa recesión económica, Temer cuenta con el apoyo de apenas 10 por ciento de los brasileños, mientras 63 por ciento desea que renuncie antes de fin de año, según una encuesta reciente del instituto Datafolha.

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