EL VERDADERO PELIGRO DE TRUMP
¿Tomará posesión Donald Trump? Aunque las probabilidades de que sí lo logre son superiores, la cuestión no reside en la legalidad o ilegalidad del acto, sino en los enconos que ha aguijoneado desde su candidatura y el posible incumplimiento de las ofertas de campaña. Al recuento en algunos estados se suma la conclusión a que llegó la CIA respecto a la supuesta injerencia de Rusia, mediante Wikileaks, que habría impactado negativamente la campaña de Hillary Rodhman Clinton. Y no es asunto menor, puede ser o un gazapo o una excitativa para que cualquier loco –de los que abundan en Estados Unidos– cobre la afrenta. La agencia puede manipular a un sujeto para que cometa cualquier acto contra el presidente electo y encubrir a los verdaderos autores. Un arma de las más de 200 millones en manos de ciudadanos es suficiente.
A los políticos hay que entenderlos al revés, y Trump no es la excepción, así que si prometió expulsar a los ricos de la Casa Blanca, pero arma un gabinete contrario, mayoritariamente plutócrata, colmado de enemigos de la educación, los derechos laborales y el medio ambiente, convenientemente aderezados de racismo.
Los ínclitos analistas han obviado el resurgimiento de la insurgencia social en el corazón del imperio, con efecto multiplicador en otras naciones con gobiernos pro neoliberales y en aquellos en los que la clase política está dedicada con entusiasmo y pasión a saquear el erario, entregar los recursos estratégicos a las trasnacionales y a la oligarquía local, y a destruir el medio ambiente.
El verdadero peligro que atisbo en el horizonte es que este hombre con iniciativa y poder es capaz de liberar las fuerzas más oscuras y mezquinas que anidan en el pecho humano.
Es preocupante que el ejercicio de derechos constitucionales genere, inmediatamente, una reacción violenta: se usa a las fuerzas policiacas y militares (Aguas Blancas y Tlatlaya) pero todavía es más alarmante que nuestro país sufra la reactivación de los grupos paramilitares que con la careta del “crimen organizado” actúan bajo la tutela del Estado mexicano, intimidan, golpean e incluso asesinan a activistas (Acteal y Ayotzinapa).
Exigimos del Estado respeto a los derechos constitucionales de los estudiantes de la UACM; particularmente exigimos el respeto a la integridad de Juan Uriel Sandoval Díaz, así como el desmantelamiento de los grupos paramilitares que hemos visto actuar en este nuevo capítulo de la guerra sucia contra el pueblo mexicano, y la satisfacción de las justas demandas que enarbola el movimiento.