MÉXICO SA
◗ BdeM: tasas y efectos Crecimiento en vilo ◗ Deuda, ahorro, crédito
ntre sus últimas decisiones de 2016, la Junta de Gobierno del Banco de México aumentó –por quinta ocasión en el año– la tasa de interés de referencia para finalmente llevarla a un nivel similar al de siete años atrás (5.75 por ciento), en plena sacudida por el “catarrito”. Dicha alza fue de medio punto porcentual, y la intención del instituto central es, según su propia explicación, “contrarrestar presiones inflacionarias adicionales y reforzar la contribución de la política monetaria”. Aún es temprano para medir el resultado de tal medida, pero los analistas de Consultores Internacionales presentan un resumen de los sectores que serán tocados (algunos para bien, otros para mal) por la más reciente decisión de la junta de gobierno del Banco de México. De sus conclusiones se toman los siguientes pasajes. Va, pues. En días recientes, el Banco de México (BdeM) aumentó su tasa de interés de referencia (TIIE), la cual pasó de 5.25 a 5.75 por ciento. La medida que tomó el instituto central fue para fortalecer los fundamentos macroeconómicos de nuestro país, principalmente controlar la presiones inflacionarias provocadas por la volatilidad cambiaria, en un entorno de incertidumbre sobre los efectos de la política comercial entre México y Estados Unidos. El alza a la tasa del BdeM se presentó un día después de que la Reserva Federal de Estados Unidos decidiera, 10 días atrás, aumentar 0.25 por ciento su tasa de referencia, dejándola en un rango de 0.50 a 0.75 por ciento. Además, se espera que para el siguiente año la Fed realice tres aumentos más a su tasa de referencia, continuando su proceso de normalización monetaria. En México esta es la quinta alza en las tasas de interés en 2016 y la sexta a partir de que la Reserva Federal decidiera, en diciembre de 2015, iniciar un proceso de normalización, poniendo fin a más de una década de estímulos monetarios a la economía. Entre junio de 2014 a diciembre de 2015, la tasa objetivo del BdeM aumentó 2.75 puntos porcentuales, o como se suele decir en el argot financiero 275 puntos base. ¿Qué implicaciones tendrán este y los futuros incrementos de las tasas de interés en México? A continuación describimos algunos impactos en siete variables económicas en las que consideramos podría reflejarse este aumento: Inversión: el aumento de tasas implica un mayor costo financiero empresarial en la adquisición de maquinaria, equipo y construcción, lo que podría significar una menor inversión el próximo año, siempre y cuando los flujos de efectivo generados por los proyectos no compensen el mayor costo financiero. Ahorro: tendrá un efecto benéfico sobre el ahorro y los ahorradores, que durante varios años han recibido tasas de interés reales muy bajas o incluso negativas. Al cierre de noviembre de 2016, el costo porcentual promedio fue de 3.7 por ciento, mientras que la inflación fue de 3.31 por ciento, lo que significa un rendimiento real de sólo 0.4 por ciento. Con el actual incremento y, suponiendo que en 2017 se eleve un punto porcentual más la tasa objetivo, el rendimiento real sería casi de 2 por ciento. Crecimiento: evidentemente el impacto sobre la inversión implica un efecto recesivo, aunque moderado. Los mayores riesgos para el crecimiento en 2017 podrían provenir del exterior, debido a la incertidumbre en el sector productivo por la renegociación del TLCAN. La conclusión, anota Consultores Internacionales, es que el alza de tasas de interés “tendrá efectos benéficos sobre algunas variables macroeconómicas, pero en otros casos implica un riesgo. Ahora bien, no debemos soslayar que la tasa de interés es solo uno de los instrumentos de política económica que tiene el gobierno para controlar el rumbo de la economía; existen otros mecanismos no monetarios como la política industrial, fiscal y comercial, que también entran en juego en esta ecuación”. En este sentido, concluye que “la intervención del Banco de México fue oportuna para preservar el orden interno ante un panorama externo complejo y de incertidumbre. El 2017 se vislumbra como un año de retos para nuestra economía, que deberá transformar sus amenazas provenientes del exterior en oportunidades. Para romper la piñata de la incertidumbre, sin duda, será necesaria la participación conjunta de gobierno, empresas, bancos, cámaras y ciudadanos en torno a una estrategia conjunta de desarrollo”.