La Jornada

Tigres logra su quinta estrella; vence en penales al América

■ Nahuel Guzmán detuvo tres tiros en la definición desde los 11 pasos ■ Las Águilas acariciaro­n el título del centenario, pero Dueñas anotó de último minuto ■ Alta tensión en la cancha del Volcán

- AGENCIAS MONTERREY, NL.

En una final de locura, dramática, con lesionados, bronca y cuatro expulsados –dos por bando más uno de la banca–, el América vio esfumarse la última oportunida­d de llevar a sus vitrinas el cetro más anhelado, el de su centenario. Tras el empate global 22 en tiempo extra, Tigres se impuso en los tiros de penal: Nahuel Guzmán detuvo tres, el equipo de la Universida­d Autónoma de Nuevo León (UANL) acertó tres y se coronó en el torneo Apertura 2016. Jesús Dueñas (derecha) festeja tras anotar el empate 1-1 para que la final se decidiera en penales

El partido no estuvo exento de polémica arbitral, pero los de casa prácticame­nte se levantaron de la lona para celebrar. Ricardo Tuca Ferretti, quien cumplió mil partidos de timonel en el futbol mexicano, se convirtió en el técnico más exitoso de los felinos, al conquistar el tercero de los cinco títulos que tiene la institució­n. Los otros dos fueron cosecha de Carlos Miloc.

André-Pierre Gignac, Juninho y Guido Pizarro acertaron desde los 11 pasos, mientras Nahuel Guzmán detuvo los envíos de William da Silva, Sergio Romero y Javier Güemez.

Tigres tuvo el escenario perfecto, estuvo arropado por la considerad­a mejor afición del país; sin embargo, careció de argumentos para sacudirse la estrategia del avezado Ricardo La Volpe, al grado de que los felinos se desesperar­on, perdieron la ca- beza y la debacle comenzó con la expulsión de Jorge Torres Nilo.

El cuadro local no pudo romper el cero en el primer tiempo gracias a una joya de Moisés Muñoz al minuto 31. El portero americanis­ta voló como impulsado por resortes hacia su derecha y con la mano izquierda desvió un trallazo de Javier Aquino.

Fue la única jugada que deleitó a un público expectante que antes del pitazo de inicio era puro jolgorio y fiesta; sin embargo, tras la ceremonia de los himnos el graderío se apagó porque el juego se tornó tenso, como el rostro de Ferretti, a quien parecía no gustarle el desempeño de su equipo.

Ambos planteles salieron precavidos en exceso, consciente­s de lo que estaba en juego. Nadie estaba dispuesto a regalar nada y se aplicaron más en labores defensivas. Guzmán debió hacer movimiento­s en su sitio para no entumirse, mientras el equipo de La Volpe silenció el graderío con un trabajo defensivo impecable.

El América cerró los caminos a los universita­rios, que se conformaro­n con merodear y tuvieron como punta de lanza al francés Gignac, quien horas antes del partido se despojó del collarín y lo remplazó por un par de bandas terapéutic­as en nuca y cuello. Incluso, el galo se sumó al trabajo defensivo cuando los de casa eran atacados.

El público regiomonta­no, influido por las quejas contra el arbitraje en el duelo de ida, lanzó rechiflas a Jorge Isaac Rojas al menor contacto sobre los jugadores felinos.

Más intensidad

Apenas inició el complement­o, La Volpe puso a calentar a sus hombres de banca.

Al minuto 47 Aquino se lesionó la rodilla derecha al obstruir un centro, intentó seguir en la refriega, pero seis minutos más tarde se sentó en el césped y pidió su cambio. Su lugar lo ocupó Damián Álvarez.

El partido dio un giro de 180 grados en intensidad. La afición, desquiciad­a y totalmente del lado de los felinos –había apenas unos 200 seguidores de las Águilas– se metió al juego, no dejó de alentar a los suyos y protestó con ferocidad cualquier decisión arbitral desfavorab­le a su causa.

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Foto Jam Media

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