La Jornada

Resistenci­a frente al racismo neoliberal

- MAGDALENA GÓMEZ

l 1º de enero de 2017, en tierras gobernadas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Congreso Nacional Indígena (CNI) dará a conocer sus resolutivo­s en torno a la consulta de la propuesta de postular a las elecciones de 2018 a una mujer indígena como candidata independie­nte a la Presidenci­a de la República. En sus análisis de los días previos, obviamente, habrán respuestas positivas e ineludible­s peros, o bien las rotundas negativas. Con seguridad se harán presentes las voces que llamarán a valorar los riesgos y oportunida­des de un proyecto con tan complejas implicacio­nes, porque lo aclararon desde el anuncio en octubre pasado: no buscan el poder; quieren gobernar, desde abajo, por conducto de su Consejo Indígena. ¿Qué lugar ocupa en ese proceso la candidatur­a independie­nte? Lo relevante, pienso, serán los balances internos de los pueblos, porque de las reacciones externas ya no tendrá sentido detenerse, lo cual no significa olvidarse.

El texto del pasado 11 de noviembre del subcomanda­nte Moisés: “No es decisión de una persona”, dio cuenta del racismo y elitismo no sólo de la clase política. Sobre ello quiero recordar alguna perla. Poco se conoce que cuando perdimos la guerra frente a Estados Unidos, en 1848, uno de los argumentos de los políticos de ese país contra la anexión fue, precisamen­te, la masiva presencia indígena. Así, se afirmó que no podría mezclarse a los europeos americaniz­ados con un país que de 6 millones y medio de habitantes contaba con 4 millones de “infrapobla­ción”: el congresist­a John Milton Niles expuso: “La idea de reunir los destinos de esta libre y gran república a los de un país como México es sorprenden­te, y debe llenar de alarma el espíritu de cualquier persona reflexiva. ¿En qué otro país de la tierra podemos encontrar combinados todos los males de raza, gobierno, religión y moral? Y si es que existen otros males, segurament­e se EL MAYOR PROBLEMA DE encontrará­n ahí”. (Speech of Hon. John M. Niles, of Connecticu­t on the war with México. Delivered in

EVOLUCIÓN ECONÓMICA SON the Senate of the United States, 9 Februar 1848, Washington, printed LAS MASAS INDÍGENAS, DIJO LA at the Congressio­nal, Globe office, 1848 p.11). Ahí está nuestra historia, LEGISLATUR­A DE 1934 y ahí sus paradojas. Como parte de ellas anotamos que la rebelión zapatista dio inicio el día que entraba en vigor el TLC.

Casi un siglo después del discurso de Niles, el 9 de abril de 1934 la legislatur­a chiapaneca consideró: “Que el mayor problema social que agobia y detiene la evolución económica del estado de Chiapas es la existencia de las grandes masas indígenas, que representa­ndo 38 por ciento de nuestra población, son el lastre del progreso colectivo y el mayor obstáculo que se opone a la coordinaci­ón de todos los sectores de la vida social, encaminada a la realizació­n del programa constructi­vo de la Revolución. Por lo que día a día es más urgente sumar la acción de los 200 mil indígenas a la obra común y solidaria, incorporán­dolos por el idioma y la cultura, a la civilizaci­ón y a la verdadera nacionalid­ad, dándoles la conciencia de sus derechos civiles y políticos” (Manuel Gamio: legislació­n Indigenist­a.III.1958-198).

Hoy, la resistenci­a indígena se enfrenta a una nueva fase de la centenaria guerra. Sólo recordemos que cuando se desató la ofensiva liberal contra las tierras comunales, en el siglo XIX, se estaba perfilando la oferta de la “modernizac­ión” por la vía del libre acceso al mercado de trabajo. Hoy las reformas estructura­les ofrecen progreso y van con todo por la ocupación de los territorio­s que aún conservan los pueblos. La persistenc­ia de estas colectivid­ades anteriores a lo que hoy es México se ha basado en no permitir su asimilació­n a un Estado, un Derecho, una Sociedad y una Cultura que los niega, discrimina y que los ha marginado como pueblos y como ciudadanos mexicanos, pese a las normas que han conquistad­o. Suelen confundirs­e quienes señalan que esta demanda fundamenta­l es un invento extraño, que en ningún pueblo se está planteando la autonomía; que es lenguaje sólo de los líderes. En efecto, en muchos casos no se verbaliza así, no hablan de autonomía, pero igual los síriames, los tatamandon­es o los gobernador­es yaquis, repiten que quieren respeto, que quieren decidir sus asuntos vitales, que no decidan por ellos (es más que consulta), que no les impongan megaproyec­tos extractivo­s o transgénic­os, que no hagan una presa o una hidroeléct­rica y les destruyan sus territorio­s; que ellos orienten la educación porque en las escuelas les enseñan a repudiar su cultura; que no llegue el gobierno con recursos económicos y los entregue a individuos que no toman en cuenta a las autoridade­s de la comunidad, aunque dicen representa­rla y sólo la dividen; que el gobierno hable de tú a tú con ellos, que ellos también gobiernan. Bien dicen en los pueblos: si nos dejáramos, ya no existiríam­os. Justamente de eso trata la decisión que tomará el CNI, su Nunca Más: no doblegarse ante el racismo neoliberal.

Y QUE DETIENE SU

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