TOJOLABAL REAPREHENDIDO
Miguel Cruz Hernández, joven tojolabal, nació el 14 de septiembre de 1994 en Buenavista Bauitz, Las Margaritas, Chiapas. Salió de su pueblo en 2012, a los 18 años; trabajó en Ciudad de México como velador; un año después un judicial le pidió que lo acompañara y lo llevó al Ministerio Público, donde lo detuvieron sin orden de aprehensión. No hablaba ni leía español; le hicieron firmar documentos que no comprendía; le cuadraron el expediente para hacerlo responsable de un intento de violación y de asesinato de una mujer, pero la acusadora nunca se presentó a los careos; el joven es “pagador” de un delito de alguien que sobornó a un judicial.
Lo remitieron al Reclusorio Varonil Sur el 27 de enero de 2014. Dos años y cuatro meses después el juez Jesús Ubando López, del juzgado 32 de lo penal, reconoció los errores del procedimiento de su aprehensión y firmó su boleta de liberación el 18 de mayo de 2016, pero de inmediato giró orden para detenerlo a la salida del propio Reclusorio Varonil Sur, violando la Constitución, las leyes, y el principio non bis in idem.
Corrigió el error original sólo para juzgarlo por segunda ocasión, ¡por el mismo delito que no se le comprobó! Lo entrevistó personal de derechos humanos e informamos a la Secretaría de Gobierno capitalina, que ordenó darle seguimiento.
Observando las injusticias que padecen los indígenas, percibimos que su fragilidad y desventaja los hace víctimas de las autoridades y procesos judiciales: ellos no comprenden de qué se les acusa; no saben ni pueden defenderse; no tienen a nadie que los apoye.
Demandamos al procurador de Ciudad de México la revisión exhaustiva del caso, con apego a la legalidad, y que se libere al joven indígena.